Teletrabajo. Dovannys Hernández trabaja en un cuarto de su hogar. Ahí guarda también su bicicleta.

Dos claves para el teletrabajador

El día a día cambia. Dovannys Hernández ya no piensa en el largo recorrido de una hora que tenía que hacer para llegar a su oficina.

El día a día cambia. Dovannys Hernández ya no piensa en el largo recorrido de una hora que tenía que hacer para llegar a su oficina. Tampoco le preocupa el viaje de retorno, que también tomaba una hora. No está despedido, él es parte de los empleados que se acogieron a la modalidad de teletrabajo que comienza a difundirse en Ecuador.

¿En qué consiste? Es “una prestación de servicios no presencial”. Sus jornadas y horarios pueden variar y se vale de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para establecer contacto con los empleadores. En el país hay 15.200 personas que se acogen al modelo.

Hernández es un ejemplo. El cubano es desarrollador informático en la empresa Seguros del Pichincha desde hace tres años. En el último año, sin embargo, no ha tenido una oficina en las instalaciones de la compañía privada.

Cuando cuenta su historia destaca que en este lapso ha compartido más tiempo con su esposa y su hijo. El menor tiene 16 años y ahora almuerzan juntos cuando llega del colegio. “Nos conocemos mejor”, dice.

También habla de la mejor alimentación que lleva. La comida casera es más sana, asegura, y ya no busca un restaurante para almorzar a diario.

Él confiesa que, al principio, fue difícil establecer un horario de trabajo porque no cumplía un horario de oficina. La empresa le fija proyectos que debe cumplir en un tiempo acordado previamente. Una vez que uno ajusta sus horarios, explica a EXPRESO en su hogar, el trabajo es más sencillo.

Con él coincide Karlos Pérez. Él también trabaja desde casa y cree que hay dos claves para todo aquel que quiera probar la nueva forma de laborar.

La primera es ser responsable. No hay un jefe que vigile las labores y eso, cuentan los consultados, puede malinterpretarse. Ellos recomiendan que se establezca un orden, unas reglas que permitan que el teletrabajador controle sus tiempos y sus espacios de recreación.

Rafael Portilla, gerente en Ecuador de la empresa de venta en línea OLX, tiene parte de su personal trabajando en el hogar. Ellos fueron seleccionados por su capacidad, por sus resultados en el cumplimiento de metas y porque “tienen una buena cultura de trabajo”.

A sus ojos, todos los empleados están en capacidad de cumplir sus actividades fuera de la oficina. Sin embargo, reconoce, hay personas que son más estrictas y pueden trabajar sin supervisión.

La segunda clave es establecer un pacto serio con el empleador. Antes de fijar la nueva modalidad es importante que se detallen todos los puntos a cumplir, de lado y lado, en un contrato. ¿Cómo se pagarán horas extraordinarias? ¿Cómo se controlará el cumplimiento del trabajo? y ¿Qué mecanismos se buscarán para que el empleado no sea excluido de la empresa? Son preguntas que deben responderse por escrito.

El Ministerio de Trabajo normará esos contratos como garantía para las partes. Desde la semana pasada, la secretaría implementó un reglamento que, según los estimados, hará que en dos años haya 74.000 teletrabajadores en el país.

Dovannys confía que la modalidad crezca porque dice que “es el futuro”. Además, agrega entre risas, “los teletrabajadores son más felices y relajados”.