Seguro usted se está preguntando en qué consiste esta disciplina, pues es una forma de criar con resultados a largo plazo, es una metodología que no es ni permisiva ni represiva, se basa en la firmeza (que no es gritar), el respeto mutuo y la conexión. Ponerla en práctica podría fomentar la independencia, habilidades sociales y comunicación familiar. Es recomendable aplicarla desde temprana edad para que se convierta en un estilo de vida. Los resultados se verán según la constancia en su aplicación, para ello la psicopedagoga Carolina Seminario y la psicóloga clínica María Beatriz González-Rubio, quienes dan talleres de disciplina positiva, proporcionan los siguientes tips que serán de gran ayuda:

1. Conexión antes que corrección: Procure conexión con su hijo, así él puede aceptar las correcciones desde la amabilidad y firmeza.

2. Dar opciones limitadas: Para evitar las luchas de poder entre padres e hijos, proporcione opciones dentro de los límites que usted imponga, de esta forma los niños formarán parte de la toma de decisiones. Por ejemplo: la ropa del niño, ponerle varias alternativas y que él escoja la que prefiera.

3. De comandos en positivo, y evite connotaciones negativas: Decir “camina” en vez de “no corras”, “habla bajito” en vez de decir “no grites”.

4. Tiempo fuera positivo: En términos generales se recomienda crear un espacio junto con el niño, ponerle un nombre al sitio, puede ser una carpa con cuentos, un lugar a donde puede acudir cuando necesite calmarse. Esto permitirá que se controle y tome mejores decisiones.

5. Papá y mamá en la misma página: Para evitar confusiones en el niño.

6. Reuniones familiares donde se podrán abordar diferentes situaciones o problemáticas: Se recomienda que sean una vez a la semana, para ello ud puede decirle a la familia que dentro de un jarrón determinado depositen los temas que se quieren abordar en la reunión, la cual debería terminar en una actividad positiva, como un juego, una comida, etc.

7. Los errores son oportunidad de aprender: Evite los “te dije” y los sermones, en su lugar converse y hágale ver la importancia de responsabilizarse de lo acontecido. Aprovechar estos momentos para dialogar con nuestros hijos y guiarlos en la búsqueda de soluciones.

8. Reconocer la meta detrás del comportamiento: En los talleres se realizan actividades para identificar las metas erradas del comportamiento de los niños y se proporcionan herramientas para cada situación. Ejemplo: Si ellos buscan atención, pase más tiempo con él, abrácelo. Si quiere poder, dele opciones (“¿quieres bañarte ahora?, lo puedes hacer antes o después de comer”). Si se quiere desquitar, converse con él respecto a ese sentimiento, para saber cómo se siente. Si se siente frustrado porque no le sale algo, acérquese y explíquele paso a paso lo que tiene que hacer, pero que él lo realice, no usted.

9. La importancia de motivar vs. alabar: Enfocarse más en el proceso que en el resultado final, reconocer más el esfuerzo que el producto; por ejemplo no solo le diga que ha hecho un lindo dibujo, destaque el esfuerzo que el niño ha realizado.

10. Evitar las etiquetas en los niños: Ellos las perciben y podrían reaccionar de acuerdo a ellas.

11. Aplicar consecuencias lógicas, en lugar de castigos: Estas deben ser relacionadas al comportamiento, y deben ser razonables, respetuosas y en lo posible reveladas con anticipación. Deben estar relacionadas al hecho; por ejemplo: si un niño rompe un adorno y la madre le dice: “No sales un mes al parque” (consecuencia no relacionada), podría utilizar preguntas de curiosidad: “¿Qué crees que debas hacer para que esto no vuelva a suceder?”.

Su autora

La doctora Jane Nelsen es terapeuta familiar y de pareja, doctora en educación, autora del libro Disciplina positiva y coautora de más de 20 libros sobre crianza y educación, es la cocreadora del programa mundialmente conocido como Disciplina positiva para padres y maestros.

Dato

Próximo taller 16 de Enero de 2018, para inscripciones comunicarse al 0985713941 - 0981698012 o a infogrowec@gmail.com