Viaje. La noche del jueves fue trasladada desde Quito la figura del Cristo del Consuelo hasta Guayaquil.

Lo mas dificil del viaje fue la salida desde el taller

Él tuvo en sus manos el destino del Cristo del Consuelo. Rodrigo Mena demostró toda su pericia para conducir el tráiler que llevó la imagen desde el taller de escultura en Quito hasta el barrio Cisne II, en Guayaquil.

Él tuvo en sus manos el destino del Cristo del Consuelo. Rodrigo Mena demostró toda su pericia para conducir el tráiler que llevó la imagen desde el taller de escultura en Quito hasta el barrio Cisne II, en Guayaquil.

El primer obstáculo para el vehículo, de 12 metros de largo, fue en la salida del taller. Un desnivel en la calle y la curva obligaron a realizar una maniobra a baja velocidad.

No tuvieron que pasar muchos metros para que Mena encuentre su segundo reto: la primera curva a la derecha para ingresar a la vía principal y abandonar el barrio El Rosario, hacia la avenida Simón Bolívar. Uno de los ayudantes bajó del vehículo para guiar el auto. Él debía asegurarse de que en el momento de girar, los pies del Cristo (que sobresalían como dos metros) no se golpearan.

Luego de tomar la curva con precisión, el tráiler se colocó detrás del carro guía. En la caravana (compuesta por una grúa, el tráiler y un pequeño camión), la imagen del Cristo recorrió varias cuadras del barrio. Vecinos y transeúntes se detenían en las veredas para ver pasar a la estatua de 15 metros de largo y 17 toneladas de peso. Para ese momento, la velocidad del camión no sobrepasaba los 10 kilómetros por hora.

Transcurridos 15 minutos, un patrullero de la Policía Metropolitana de Quito se sumó al viaje. Su presencia era indispensable para que la caravana pudiera salir a la avenida Simón Bolívar. Los metropolitanos detuvieron el tráfico por algunos minutos y Mena superó, sin dificultad, posiblemente, el mayor de los obstáculos que le ponía la carretera.

Ya en la Simón Bolívar, el experimentado chofer carchense aceleró. El tráiler mantuvo una velocidad promedio de 50 kilómetros por hora. Con el patrullero al frente, el desplazamiento se hizo sin inconvenientes. Los policías guiaron la caravana hasta la curva de Santa Rosa, en el límite entre Quito y Mejía.

De ahí en adelante el carro guía (la grúa que llevaba los brazos del Cristo) era el que abría paso. En la parte posterior, en una camioneta con todos los implementos de suelda y los andamios para trabajar en la colocación de la imagen, iba Gabriel Orozco, el dueño del taller.

Los encargados del viaje esperaban con algo de temor el paso por el peaje de Alóag, pero nuevamente la destreza de Mena hizo que cruzar pareciera algo muy fácil.

Después, el camión bajó sin dificultades el tramo de la cordillera hasta llegar a Tandapi, donde se hizo la primera parada. Mena pidió esperar a que amaneciera para avanzar. La carretera, explicó, tiene solo dos carriles y había el riesgo de accidentes. A las 06:00 retomaron el viaje hacia Guayaquil.