Detener el femicidio

Sociólogos, psicólogos e investigadores van más allá de los penalistas respecto al peligroso ascenso que el femicidio tiene en el país. Las estadísticas registran el aumento de agresiones, maltratos y asesinatos de mujeres. Estas cifras deben preocupar a la ciudadanía, a las autoridades y a la sociedad en general.

El femicidio parece estar a la orden del día de los delitos. Y no es porque las crónicas periodísticas relatan los actos de violencia y crimen contra las mujeres. Lo más grave que le puede pasar al país es que ante el incremento de este tipo de delitos y de agresiones se permanezca en silencio. Esto es peligroso y atentatorio contra los derechos humanos de las víctimas. Tal accionar pone en riesgo la tranquilidad, la cohesión y el sustento mismo de la convivencia humana.

Los femicidios, estos hechos que se producen por diferentes razones, de afecto, desafecto, incomprensión, separación, etc., hasta hace poco eran sucesos de poca frecuencia. Pero en las tres últimas décadas este fenómeno ha ido en ascenso. Los estudiosos del tema señalan que son diversas las causas de esta situación que acaba con la vida de mujeres, en campos y ciudades del país.

La cifra que registra las acciones de femicidio en lo que va del año, que ya son más de 80, debe ser motivo de reflexión para el país y de mayor interés para las autoridades. En este ámbito hay casos de lo más insólitos e inverosímiles, pues las víctimas algunas veces han denunciado antes a su asesino. En otros llegan a situaciones de verdadero repudio humano y cultural, especialmente cuando los esposos, convivientes, novios o enamorados asesinan a las mujeres en presencia de sus hijos.

La marcha multitudinaria realizada en Cuenca (más de 10 mil personas) en rechazo a los actos de femicidio es una clara evidencia de cómo y cuánto este tipo de acciones es repudiado por la sociedad. En esa manifestación participaron autoridades seccionales, colegiales, universitarios, amas de casa, oficinistas y la gama más diversas de ciudadanos que desprecian y no toleran los asesinatos y las agresiones a las mujeres.

Es hora de ir más allá del rechazo y repudio del femicidio, es momento de reflexionar para establecer las causas del ascenso. Mientras tanto, es preciso que la sociedad se comprometa a vigilar, denunciar y no permitir que las agresiones y crímenes contra las mujeres sigan aumentando.