Desde 2011, el festival internacional de poesía Ileana Espinel Cedeño invita también a escritores extranjeros. Una de las metas del encuentro es ir sumando visitas de autores de países cada vez más diversos, entre ellos Japón, Mongolia, Camerún, entre otr

Una decada de versos

Hoy a las 19:00 se hará el recital inaugural del encuentro. Será en el teatro de la Casa de la Cultura.

Nunca pudieron conseguir un hotel que los alojara. Aun así, el festival iba porque iba. Era 2007 y en los días previos a la primera edición, Augusto Rodríguez, su organizador, se dedicó a conseguir posada para los poetas que llegarían a Guayaquil desde distintas ciudades del país.

Quiteños, cuencanos y lojanos se quedaron en sofás y colchones repartidos a lo largo del Puerto Principal. La mayoría llegó en ‘buseta’ hasta la Casa de la Cultura. Pero todos recitaron. Tres días que se convirtieron en un encuentro emblemático: el festival de poesía Ileana Espinel Cedeño.

Diez años después, tienen hoteles y varias sedes que los acogen. Ya nadie hace maromas para llegar a las presentaciones. Desde 2011, además, acuden tanto autores extranjeros como locales. Pero Rodríguez aún lo recuerda como si fuera el primer día.

“Estábamos nerviosos, no sabíamos si iba a salir bien, si habría público. No teníamos auspicios, toda la plata vino de mis ahorros y de las colaboraciones de los amigos. Aun así seguimos. Guayaquil fue la casa de grandes poetas y eso se había perdido, queríamos devolvérselo”, rememora.

Este año se admite nostálgico. Es un aniversario que lo obliga a hacer recuento de lo vivido. Entre los hitos del festival, añade sonriendo, están la visita del Premio Cervantes Jorge Edwards en 2015 y la llegada de una delegación de poetas árabes en 2014. Pero aún tiene frescas otras anécdotas.

“En la última edición, por ejemplo, tuvimos que pedir permiso a la Junta de Beneficencia porque los poetas querían recitar en el cementerio. El país invitado era México y querían ir a la tumba de Jota Jota, porque amaban sus canciones. Fue interesante tener que explicar eso”, añade entre risas.

No obstante, Rodríguez tiene claro que al encuentro todavía le falta mucho trecho por recorrer. Una década después, confiesa, aún no tienen auspiciantes fijos o de ingresos seguros, pese a haber sido declarado como uno de los seis festivales emblemáticos del Ecuador.

La audiencia también encuentra falencias.

“Siento que, pese a ser el festival de poesía más antiguo de Guayaquil, no tiene casi promoción. Falta publicidad, falta conexión con la gente. Muchos no saben que existe”, considera la escritora Andrea Pesantes.

Para el literato Carlos Ruiz, en cambio, la estructura debe modernizarse. “En el festival de Medellín hay lecturas en hospitales, en cárceles, en plazas. Siento que, para forjar nuevos públicos, se necesita abrirse a la gente”.

Este año, el festival cuenta con 70 autores, 25 de ellos internacionales. Abre sus puertas esta noche en la Casa de la Cultura y, a lo largo de la semana, habrá recitales (desde las 19:00) en la Universidad Politécnica Salesiana, el Centro Ecuatoriano Norteamericano, la Alianza Francesa y el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC).

El viernes a las 16:00 habrá una intervención en el parque Seminario.

La ruta hacia el reconocimiento

Hasta el año pasado, cada edición del festival se llevaba a cabo en noviembre. No obstante, poco antes de terminar el 2016, el Ileana Espinel fue agregado al World Poetry Movement, organización internacional que promociona los principales festivales de poesía del mundo, que se suelen llevar a cabo en julio.

En 2016, el encuentro también obtuvo la categoría de ‘Festival emblemático’ que otorga el Ministerio de Cultura y Patrimonio del país. Adicionalmente, a esta declaración se sumó la obtención de los fondos concursables para encuentros que abre anualmente la entidad. El monto entregado financia los gastos operativos de este.

Cuando habla de este tema, Rodríguez dice sentirse satisfecho. “Me parece genial que todo el trabajo que hacemos, porque es un esfuerzo de grupo, se reconozca. Sin embargo, aún siento que falta interés de la empresa privada y de otras instituciones”.