Curso de mentiras
Esta es una breve guía que le será muy útil si quiere aprender a mentir. Es tal la cantidad de mentiras que los nuevos dueños del país han contado sobre el fallo del matrimonio homosexual, que su método le resultará muy útil. Lo primero es meter las 4 y después negarlo. Para no caer en la prohibición del art. 160 de la ley, que exige 7 votos y no 5 para “interpretar”, está la primera mentirotota: decir que la Corte no “interpretó”. Y no vamos a ir por la senda fácil de decir que se trata de una interpretación porque la CC intituló “dictamen interpretativo” su fallo. No. Deduzcámoslo. Vamos al ejemplo del letrero que dice “prohibida la entrada a perros”. Llega alguien con un can y se lo impiden. ¿Qué hicieron? Aplicaron la norma. Llega alguien con un oso y se le prohíbe la entrada. ¿Qué hicieron? “Interpretaron” que la prohibición de entrar con perros, se extiende a los osos porque pueden causar daño a las personas. En el primer caso hubo aplicación de la ley. En el segundo, interpretación. ¿Pero saben lo que jamás estuvo en discusión? Que los perros no pueden entrar, porque no había nada que interpretar. En el caso del matrimonio es igual. La Constitución dice que solo puede haber matrimonio entre un hombre y una mujer.
Pero el fallo hizo extensivo el matrimonio a personas del mismo sexo. Como la Constitución dice que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, es obvio que no se la aplicó, sino que se la interpretó. Entonces, ahí viene la segunda fase del curso de mentiras. Niéguelo. Diga que no hubo interpretación. Mentiras de la ultraderecha, de la asociación de focas en peligro, de quien sea. Luego, enrede. Meta la religión, el Estado laico. Invoque la Convención Americana. Y no le diga a nadie que las decisiones de la Corte ADH solo son obligatorias cuando los Estados “son parte” en el juicio. Tampoco diga que para introducir nuevos derechos hay que reformar el tratado. Hable hasta por los codos de la no discriminación y no mencione -jamás- el derecho de los niños a tener padre y madre, ni su derecho prevalente sobre los derechos de todas las personas.