Perfil. En su oficina, Padilla tiene un mosaico de las carabelas de Colón en referencia a una de sus canciones.

El creo lo que canta Guayaquil

Llevaba semanas yendo a diario a la Industria Fonográfica Ecuatoriana (Ifesa) con su cuaderno universitario lleno de canciones, aguardando en la sala de espera a que alguien lo atendiera.

Llevaba semanas yendo a diario a la Industria Fonográfica Ecuatoriana (Ifesa) con su cuaderno universitario lleno de canciones, aguardando en la sala de espera a que alguien lo atendiera.

Pero nadie lo tomaba en serio. Luis Padilla, entonces un abogado de 28 años, no quería ser famoso, solo quería que alguien cantara sus letras.

Finalmente, para que dejara de molestar, le dieron una oportunidad.

El artista guayaquileño Darwin fue el encargado de interpretar su romántica balada ‘Recuerdo aquel tiempo’.

La canción era una de relleno incluida a última hora en el disco del músico. Y sin embargo, el éxito fue inmediato.

El tema acaparó las radios, se vendieron 350.000 copias. Con lo que ganó, Padilla se compró su primer auto.

Después de aquello, dejó de lado la ley y se dedicó por completo a escribir sus melodías.

Hoy, casi cuarenta años después, es reconocido como uno de los principales compositores musicales del Ecuador, tanto así que recientemente, el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo grabó un documental que ahonda en su vida y sus creaciones musicales.

Al recordarlo, sus ojos se humedecen. “Me siento realizado. Es un reconocimiento a mi vida, a mi legado. Es todo lo que un artista espera, que su trabajo sea inmortalizado”.

Habla rápido, moviendo las manos enérgicamente sobre su escritorio en la productora que lleva su nombre y que fundó a la par de la composición.

Con el paso de los años tuvo varios trabajos. Fue periodista, escritor y publicista. En los años ochenta, dice nostálgico, la mitad de los ‘jingles’ que pasaban en la radio eran suyos.

Sin embargo, en 1992 recibió un encargo inusual que cambió el rumbo de su vida.

La recién inaugurada alcaldía de León Febres Cordero le solicitó que escribiera canciones para la ciudad. De ahí han salido sus temas más populares, entre ellos ‘Soy Juan Pueblo’ y ‘Guayaquil vive por ti’.

La promoción del civismo se volvió una parte crucial de su trayectoria profesional. Como muestra, dice entre risas, está su habitual guayabera blanca y pantalón negro, el uniforme no oficial del guayaquileñismo.

Es el encargado de organizar las obras de teatro, desfiles náuticos, desfiles ciudadanos y eventos culturales que pone en escena el Cabildo anualmente. Esta no es una labor que se toma a la ligera.

“Me enorgullece levantar el civismo, trabajar por esta ciudad que tanto amo e inculcarle ese amor a los jóvenes. Ahora que se acerca el bicentenario es hasta más significativo”.

Al preguntarle por el que él considera su tema más emblemático, responde sin pensarlo demasiado: “La Pinta, la Niña y la Santa María. Es mi tema más conocido y uno de los más cercanos a mi corazón. Con esa canción casi ganamos el Premio OTI (galardón a la canción iberoamericana) en Sevilla, pero se lo dieron a México”.

A sus 66 años, aún sigue escribiendo y en medio de la programación de los eventos cívicos que organiza, ya alista un nuevo proyecto personal, un musical teatral sobre los amoríos de Cristóbal Colón con la reina Isabel de Castilla.

“Será el trabajo más importante de mi vida, estoy muy emocionado”.

Un proyecto que exalta lo nacional

l proyecto ‘Memoria viva’ del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo busca preservar la vida e historia de músicos y compositores ecuatorianos. Los documentales son elaborados por una productora privada y se proyectan en las tertulias dominicales de la institución.

Al respecto, la directora del museo, Jenny Estrada, ha resaltado la necesidad de continuar con este programa, pero ha indicado en entrevistas previas, que hay una falta de apertura en los canales de televisión nacionales para transmitirlos.