Creditos lesivos
Una de las consecuencias graves del desaforado manejo del crédito público durante el gobierno anterior es la pérdida de la capacidad de manejo discrecional de los fondos públicos. Impulsado por un nocivo apetito de recursos, y no obstante recibir los más altos ingresos de la historia, el gobernante tomó la opción de recibir anticipos por futuras ventas de petróleo en plazos y condiciones lacerantes para el país.
Los anticipos fueron contratados en términos punitivos, a tasas efectivas superiores a 7,5 %. Las tablas de amortización acordadas incluían el denominado “factor K” a cada barril exportado, constituyendo este el dividendo por concepto de pago de capital y servicio de intereses. Es fácil colegir que los préstamos, colateralizados con cada barril de crudo exportado bajo el contrato, quedaron sujetos a un repago constante y fueron contratados a tasas que cualquier autoridad responsable hubiese rechazado. El abusivo trato que se recibió puede contrastárselo con los términos pactados el año pasado en la emisión de bonos garantizados por las reservas de oro, al 1 ½ %, lo que constituye una brecha de 600 puntos bases en costos frente a la garantía de crudo. Repetimos, son condiciones inaceptables.
El meollo del tema, no obstante, está en el hecho del otorgamiento del privilegio de agencia fiscal y financiera del país al banco CDB de China. Esta entidad tiene autoridad potestativa sobre las cuentas del petróleo, disponiendo los pagos luego de liquidadas las obligaciones y haber cubierto el encaje en la cuenta. De existir cualquier faltante, puede también embargar toda la producción de crudo que fuere requerida para suplir las condiciones del crédito. En 2016, cuando el petróleo había descendido a sus más bajos niveles, se dio la extraña circunstancia de que, para cubrir los pagos, el Ministerio de Finanzas tuvo que entregar recursos a Petroecuador pues los ingresos petroleros no cubrían las obligaciones adquiridas.
Es una historia de horror y estulticia financiera como pocas veces se ha dado en la historia nacional. Los recursos del petróleo, finalmente, sirvieron para alimentar el gasto corriente, con lo que el mencionado gobierno afectó la fe pública de los ecuatorianos, y comprometió efectivamente la soberanía nacional.