Corrupcion en la Policia

Cuidadosamente y con gratitud por su sacrificado trabajo, que protege la vida y la propiedad de todos los ciudadanos, la manera en que se titula al presente editorial desea evitar una generalización frecuente: la que alude a la corrupción policial. En efecto, aunque el fenómeno tiene en ocasiones incrementos que lo hacen ostensible, no cabe involucrar en él a toda la institución.

Es evidente que la afligen diversos tipos de anomalías pero, sin justificarlas ni aceptarlas en modo alguno, dado el sucio entorno en que normalmente desenvuelven sus actividades, ciertas de ellas son explicables, tal cual el ser susceptibles al soborno proveniente de negocios ilícitos de alto rendimiento, tal cual el del tráfico de estupefacientes.

Con lo dicho por delante, no es en cambio tolerable bajo ningún argumento que la corrupción ocurra en relación con las prácticas internas, como por ejemplo, la de fragmentar las contrataciones de la infraestructura requerida para evadir la obligación de licitarlas. Peor todavía, aprovechar necesidades de diversa naturaleza para cobrar por los traslados que, debidamente programados, deben ocurrir reglamentariamente pero que igualmente se otorgan bien sea en razón de requerimientos familiares o a pedido del interesado, que está dispuesto a pagar por el “favor”, sabiendo que en el sitio de destino solicitado puede resarcir rápidamente su “inversión”, contribuyendo a la garantía de impunidad de otros delitos tales como el contrabando en las destinaciones fronterizas. Doble corrupción ocurre entonces, la de quien propone el cambio y la de quien lo concede. Doble corrupción que hace parte de una gran cadena delincuencial y se constituye en grave alarma social cuando involucra, como en los casos recientemente denunciados, a oficiales generales y asigna, se ha dicho, parte de los recursos dolosamente obtenidos al financiamiento de actividades político-partidistas.

Tratándose de una organización para la convivencia, estos y otros casos de corrupción detectados en la Policía Nacional deben ser exhaustivamente investigados y, una vez establecidas las respectivas responsabilidades, proceder a las sanciones de rigor, incluidas las bajas requeridas para recuperar el honor institucional, condición sin la cual, pierde su indispensable ejemplaridad.