La verdad de aquella expresión popular que dice “Del dicho al hecho...” se revela cada día con mayor nitidez en nuestra realidad nacional frente a varias temáticas sobre las que se crean ilusiones y, luego, las fuerzas que se oponen a su concreción o cambio, de manera abierta o solapada, terminan por impedir que estas soluciones lleguen a buen puerto. Son ejemplos dicientes de esta situación, los últimos casos de corrupción que ya no dan lugar a más diagnósticos y nuevas manifestaciones de lucha frontal contra la misma, cuando no se aprecia clara y efectiva unidad de acción para ponerle coto.

Señor Director, aunque las promesas están ahí, las esperanzas persisten, y los propósitos parecen apuntar a su concreción, lo cierto es que el tiempo avanza inexorable, y los resultados apenas si se esbozan. En el entretanto, se percibe a una ciudadanía indiferente, unos sectores sociales y gremiales concentrados en sus particulares conveniencias; y los partidos políticos aplanados en la consolación de orbitar alrededor del poder ejecutivo, con hambre de prebendas burocráticas, y casi sin energías para alimentar el espíritu crítico o el aliento renovador que abra la voluntad a los cambios profundos que demanda la sociedad.

Hoy por hoy se hace necesario una comunidad vigilante que llegue a convertirse en factor clave para que se pase de las palabras a los hechos.

Econ. Mario Vargas Ochoa