Contratos truchos
El término trucho, para quienes no estén familiarizados, consta en el diccionario de la RAE como un adjetivo coloquial de origen argentino y uruguayo que significa “falso y fraudulento”. Fraudulento, a su vez, quiere decir “engañoso y falaz”. El gobierno trucho de RC decidió, entre otras cosas, que el Estado debía controlar el poder del mercado, pero que el gobierno podía hacer lo que le diera la gana en tratándose de la oferta de productos, bienes y servicios que tradicionalmente caen fuera de la órbita estatal. ¡Somos socialistas!, sentenció alguno de sus voceros, con la típica altisonancia que les caracterizaba.
En el ramo de los seguros se estatizó una empresa que había sido incautada a sus dueños, y a la cual se la erigió como cabeza del monopolio para la contratación con el Estado. Los resultados de esa decisión pueden resumirse en el principio que, invocando el interés público, se utilizaron las artimañas del poder para montar negocios privados, traficar en influencias, engañar falazmente, perpetuar el abuso, y obtener rentas excesivas que no se darían si primara la competencia.
Pasado el acto correísta, la táctica se ha vuelto sutil, pero no menos trucha. La empresa de marras ya no tiene el monopolio nominal, pero tiene la posición dominante de mercado que, si se cumpliera con la ley, ya hubiese sido objeto de censura de la autoridad que, en este caso, y por influencias políticas, se muestra incompetente. La mañosería ahora radica en que en los pliegos para las contrataciones se ponen cláusulas que muestran claramente que hay dedicatoria para que se cumpla lo que los franceses dicen: “plus ça change, plus c’est la même chose” o, en coloquial guayaquileño, “qué carajo, yo hago lo que me viene en ganas”.
Ya se ampliaron los plazos en contratos de seguros de Petroecuador no obstante haber serias dudas respecto de la posibilidad de obtener coaseguro en las mejores condiciones financieras y de seguridad, y desafiando el antecedente de que el coasegurador, en su momento, le cerró el despacho a la empresa pública luego de haber sido vetada la relación por la función de cumplimiento. Fuimos informados, además, que se desecharon ofertas idóneas, con sólida garantía de cobertura, y a menor costo. Ahora el negocio va dirigido hacia el aseguramiento de la flota de aviones estatales y en este caso se pretende dejar de lado la opción de obtener reaseguro total, con encaje de las garantías y una oferta, una vez más, más baja para el asegurado, que es el propio Estado que se alimenta con nuestros impuestos.
Las mañoserías de hoy son también parte del entretejido de prácticas dolosas que van contra el interés público, violan las mejores prácticas comerciales y constituyen una estafa contra los ecuatorianos. Esta advertencia sirve de denuncia para dejar en claro que no hay cabida para los monopolios de cualquier origen o naturaleza, y que aún se está a tiempo para evitar una afectación contra la fe pública.
Señor licenciado Moreno, Ud. ha denunciado hasta la saciedad que el gobierno que le precedió fue de truchos, malandros y corruptos. Esta es una gran oportunidad para demostrar que su gobierno no lo es.
“Plus ça change, plus c’est la même chose”, en coloquial guayaquileño quiere decir: “qué carajo, yo hago lo que me viene en ganas”.