RESCATADA
Ayuda. La perrita que permanecía en la zona cero fue rescatada por miembros de Bienestar Animal del Municipio.Henry Lapo

La Comuna: mascotas también fueron las víctimas del aluvión

Cientos de rescatistas buscan víctimas. Otros rescatan perros y animales de compañía que huyeron a buscar refugio y están retornando

A las 10:00 de ayer, un centenar de rescatistas: bomberos, militares, policías y civiles, removían los escombros de lo que había sido un depósito de materiales, destruido por el aluvión que afectó el lunes a La Comuna y a La Gasca.

El sitio está a unos 100 metros de la cancha a la que un buen número de los 25 fallecidos en el aluvión había acudido a participar de los cinco partidos de ecuavóley que se jugaban todos los días.

Los voluntarios retiraban lodo en carretillas y lo colocaban al pie de la calle. Luego, una pala mecánica lo depositaba en una volqueta y lo sacaba fuera del lugar. En el sitio había restos de material de construcción: varilla, madera, material eléctrico.

Sus labores eran seguidas por la mirada atenta de una perra mestiza sentada en una parte alta en un extremo. Es que, en el sitio en el que se realizaban las tareas de limpieza y remoción de escombros, lodo y piedras, habrían habitado sus dueños: al menos cinco personas.

La vivienda que les servía de morada quedó debajo del sedimento. Los cuerpos de tres de ellos, según contó el guardián de otro depósito cercano, fueron recuperados.

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De la abuelita y la nieta no se conocía nada. La mascota, cubierta de lodo, permanecía vigilante, con las orejas negras erguidas y la mirada fija en las labores de evacuación.

Un voluntario de la Unidad de Bienestar Animal del Municipio se acercó e intentó rescatarla. Ella se resistió y trató de morderle. Él pidió ayuda para cumplir con su misión. Al final, la mascota fue rescatada.

La perrita es una de las dos mascotas que, hasta las 10:00, se encontraron en el sitio en el que unos 11 veterinarios trabajan recuperando animales.

Janina Holguín es una de ellos. En una vereda del sector de La Comuna abraza a otro perro de lana rizada, apenas rescatado. Todavía tiene sus patas cubiertas de lodo. Parece dócil. Pero, por si no, Janina colocó una mascarilla alrededor del hocico del rescatado. Fue ubicado a pocos metros del lugar, donde maquinaria del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y otras instituciones remueven el sedimento que bajó de las laderas del Pichincha. En ese punto de la zona cero ya está mezclado con alambres, varillas, troncos y restos de construcciones.

Desde el martes han recuperado ya 21 animales. Presumían que pertenecen a las casas cercanas. La mayoría de ellos se reencontró con sus dueños y otros fueron acogidos por vecinos. Tres irán a los albergues.

Cerca del mediodía ya eran cientos los voluntarios que desfilaron por la zona cero. Llegaron con palas, azadones, baldes y recipientes para retirar el lodo que en una de las viviendas alcanzó casi los dos metros.

Otros llevaron pan, plátanos, naranjas y maicena para ofrecer. Entre ellos Jenny Yajamín y sus dos hijos. Llegaron desde La Tola, en el centro de Quito, con 60 sánduches y bebidas. Los repartieron y se convirtieron en voluntarios para retirar escombros. Pasado el mediodía, la mujer de 43 años y sus hijos, cubiertos de lodo, se retiraron para conseguir más ayuda y volver.

Quienes sí trabajan las 24 horas son bomberos y otros uniformados. Se organizaron en tres grupos. Cada ocho horas se reemplazan, informó el comandante Esteban Cárdenas. Los bomberos lideran el mando técnico del grupo tres, con militares y policías. Reflectores, que simulan la luz solar, les permiten seguir las tareas de noche.