
Comer en familia es saludable
Desarrollarlo como hábito ayuda de manera integral: alma, mente, cuerpo y espíritu. Dese tiempo y verá los resultados.
Las responsabilidades laborales, la tecnología, el tráfico, entre otros motivos, dificultan o impiden esta práctica que en algunos hogares fue una tradición: reunirse con los suyos y servirse los alimentos.
Por el ritmo de vida es común que se almuerce en el trabajo o que sus hijos lo hagan en los centros educativos y guarderías; pero, ¿sabía que en la mesa usted y sus familiares reciben grandes beneficios, más allá del nutricional?
La psicóloga y orientadora Verónica Fonseca los describe: se obtiene salud mental y oxigenación, hay afianzamiento de los sentimientos entre la parentela, estimulación de pensamientos y recuerdos positivos. Se pueden hallar soluciones a inconvenientes que tenga cualquier integrante (en la escuela, empresa, universidad, casa), otorgándoles seguridad, pues saben que cuentan con su familia. “No es solo juntarse. Hay que integrarse, comunicar afectos, cómo les fue en el día, no ser un ‘adorno’. Al conversar se reducen los niveles de ansiedad, preocupación y temores, ya que el cerebro segrega más serotonina (hormona de la felicidad) y la adrenalina que es el combustible, energía”.
La experta hace hincapié en que no existen los llaneros solitarios, ni es correcta la actitud nómada. Hay que fijar bases y qué mejor que la familia, baluarte de la sociedad. Bien reza la frase del filósofo británico George Moore: “Un hombre viaja alrededor del mundo para buscar lo que necesita y vuelve a su hogar para encontrarlo”...
La mesa debe ser vista como sinónimo de vínculo y comunicación. Que cuando sus hijos (ya adultos) la vean, recuerden que en su niñez la compartió con sus seres queridos y pase esa ‘herencia’ a la siguiente generación. Parece un mero mobiliario, sin embargo, la redonda integra más.
Recomendaciones
- Si puede trate de compartir la cena, o si no separe los fines de semana. El domingo, que tiende a ser más familiar, será atesorado por los suyos, y se volverá ‘sagrado’.
- El objetivo de comer juntos es integrarse, por eso delegue funciones: que uno ponga la mesa, otro lave los platos, etc. Y ponga como norma no utilizar aparatos tecnológicos mientras se alimentan.
- Aproveche este tiempo y enséñele a los suyos a dar gracias a Dios por los alimentos, por la salud para ingerirlos, por la compañía.
- Si tiene niños muy pequeños (con su propia silla) igual siéntelos con ustedes, estas escenas se registrarán en la memoria.
Estudios
Un análisis de la Universidad de Rutgers (EE. UU.) indica que comer en familia se asocia con un mayor consumo de frutas y verduras. Y que los infantes muestran índices de masa corporal más bajos (menos tendencia al sobrepeso y obesidad) Otro estudio de la Universidad de Minessota, revela que los adolescentes se alimentan más sano a medida que crecen, y de adultos consumen más minerales y fibra.