El Clasico y el sentido del juego

Quien juega a la máxima velocidad cae en la ansiedad. Aquel que juega parado condena al equipo. Se trata de mezclar. Pedirla al pie y al espacio. Barcelona tiene movimientos coordinados de achique y repliegue.

Los roles claros. Tito Valencia con espacios por delante juega y hace jugar, regatea, se desmarca y toca. Toca y se ofrece. Toca y corre. Va incrementando la velocidad con una asistencia simple.

Actúa por la banda sin dejar de cubrir los claros interiores. Se tira atrás, organiza juego, si él no convierte gol tiene la otra mitad: la asistencia. Como en la anotación de Nahuelpán ante Estudiantes de La Plata (2-0).

Oyola conduce, mejora la continuidad de la acción. No pierde balón en zona que representa un riesgo defensivo. Barcelona ataca y desordena al rival, pierde la pelota y el adversario lo encuentra organizado.

Caicedo y Ely son extremos con regate y salida por dentro, pases filtrados o disparo. Potencial abrumador. Nahuelpán es tiro definitivo y gol. Gana sin haber completado regate alguno, previo a su anotación.

Emelec y su modelo de juego innovador, marcado por la formación de rombos, donde los ejes de cada uno de ellos son: el central Jordan Jaime, el medio centro Lastra que tiene a Pedro Quiñónez y Gaibor como interiores para negar las virtudes de los rivales, Mondaini medio punta pendular. Marca el ritmo colectivo del equipo.

Vides nueve de área. Una columna bien marcada y ayudada por la calidad. Rendimiento con resultado. Wines: Ayrton Preciado domina el desmarque de apoyo y provoca la persecución del marca hasta el agotamiento. Romario Caicedo desnivela por ingenio. Resuelve cruzando pelota al área. Emelec atrás debe tener una buena prevención del contra ataque canario. Cuando el arquero es figura algo anda mal del dos al once. El sentido del juego es saber qué hacer en cada momento determinado.