
Un centro de salud errante e incomodo en el barrio Garay
El espacio médico funciona en casas o pisos de departamentos alquilados. Los moradores esperan la creación de instalaciones propias que aún no llegan.
El embarazo de Gissela Castro, de 30 años, no ha sido nada fácil. Sin embargo, ir a los chequeos médicos, en lugar de aliviarla, la inquieta. “Pensar en que tengo que subir esas tres escaleras con mis dolores de piernas y mis seis meses de gestación, me preocupa”, expresa la mujer, quien acude mensualmente al centro de salud situado entre las calles Víctor Hugo Briones y Sucre, ubicado en el corazón del tradicional barrio Garay, en el oeste de Guayaquil.
Ella, moradora de ese sector, no es la única que padece con esa ruta para ser atendida. También lo sufren los adultos mayores, especialmente quienes presentan complicaciones con sus articulaciones. Y ni qué decir de las personas con movilidad reducida (con muletas o sillas de ruedas), ellos simplemente no van porque allí no hay rampas ni ascensores para su ayuda.
Es que las instalaciones de ese centro de salud pública, a donde llegan diariamente entre 80 a 100 pacientes, son cuartos de departamentos del segundo piso de una vivienda de tres, donde los moradores son atendidos en medio de un sofocante calor.
▶Lee: Guayaquil no tiene centros públicos para rehabilitar mujeres
Lo único que marca la diferencia entre el dispensario y el resto de casas a su alrededor es un letrero en la fachada.
El centro lleva siete años en esa casa. Antes estuvo en otras viviendas renteras. Primero en una ubicada entre las calles Ismael Pérez Pazmiño y 10 de Agosto; luego pasó a otra en 10 de Agosto y Gallegos Lara; y después a dos cuadras de ahí.
“Los moradores hemos tenido que estar de un lado para otro. Este es un barrio fundado hace 81 años y aún su dispensario médico no tiene instalaciones propias”, lamenta Xavier Zurita, uno de los directivos del Comité Pro Mejoras del barrio Garay.
La cobertura de ese punto médico va desde las calles Quito hasta la 11, que comprende más de 50 manzanas, según Zurita.
“Como funciona en departamentos, la comodidad allá dentro es mínima, porque los cuartos distan de las salas de una edificación hecha para un centro de salud. Hace calor y el pasillo es muy angosto para la cantidad de pacientes”, detalla Manuel Rodríguez, comerciante y habitante del barrio.
“Es más incómodo cuando hay que hacer filas para ser atendido”, agrega Fabricio Vélez, mecánico y también vecino.
EXPRESO recorrió las instalaciones. Hay calor y olor a alimentos preparados. “El aroma que se encierra aquí viene del restaurante de abajo y del que está al lado de este inmueble”, acota la doctora Martha Leiton, directora de ese centro, quien accedió a dialogar con este medio.
Ella menciona que el personal médico de ese dispensario, al igual que los vecinos, espera la creación de la edificación. Incluso, asegura, ha venido insistiendo al Distrito de Salud de la Zona 8. “Siempre nos dicen que están buscando el lugar”, dice.
Consciente de que el acceso a recibir la atención se les complica a ciertos vecinos como a Gissela, la directora asegura poner énfasis en el programa de atención domiciliaria que lleva a cabo el Ministerio de Salud. “A las embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores, los atendemos en sus casas”, enfatiza.
EXPRESO, a través del Departamento de Comunicación del Ministerio de Salud, le pidió a esta cartera de Estado una respuesta sobre la ausencia de la edificación propia para el centro. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.