Caso Assange: Temor o chantaje

Ya todo parece que se había dicho sobre la situación de ese huésped indeseable que todavía mantiene el Gobierno en la Embajada del Ecuador en Londres; sin embargo, la última noticia que se sabe sobre su ilegal presencia nos ha dejado atónitos, porque parece que la Cancillería ecuatoriana guarda, como un secreto bajo muchas llaves, todo lo que le sucede. Para tratar de esta nueva noticia nos vamos a permitir hacer un recuento de este gran problema al que hasta ahora no se encuentra solución:

1. El señor Julián Assange, de nacionalidad australiana, perseguido por la justicia sueca, huyó de ese país para residir en el Reino Unido. Bien pudo venir al Ecuador, aunque ha declarado que nuestro país es muy poco para él: “Ecuador es insignificante”, “No es un actor mundial importante”.

2. El Reino Unido recibió una solicitud de Suecia para ser extraditado por ser un perseguido de la justicia al haber cometido delitos comunes. El Gobierno británico dio trámite a la solicitud de extradición. El juez se pronunció para que se la acepte, Julián Assange apeló esta providencia ante la Corte Suprema de Justicia. Hasta que se resuelva la apelación gozó de prisión domiciliaria que le permitía estar libre desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche, en su domicilio.

3. Cuando se pronunció la Corte aprobando lo resuelto por el juez, abandonó su prisión preventiva y se presentó en la Embajada del Ecuador para solicitar asilo político.

4. La Embajadora del Ecuador, seguramente consultando con su Gobierno y sin darse cuenta de que no se trataba de un perseguido político sino de un delincuente común, le otorgó el asilo, a sabiendas de que Gran Bretaña no reconocía el asilo y que no daría jamás el salvoconducto para que pueda abandonar su nuevo domicilio.

5. Pasaron los años, se hicieron gestiones personales por los cancilleres ecuatorianos de la época y la negativa de Londres fue terminante.

6. Como el asunto se complicaba día a día, mientras el señor Assange seguía ejerciendo su profesión como máxima autoridad de la empresa WikiLeaks, en la que uno de sus bien remunerados trabajos provino de Rusia y de los catalanes, haciendo campaña para lograr la independencia de Cataluña, el Gobierno ecuatoriano le solicitó a su huésped que deje de realizar todo tipo de campaña política.

7. Hasta tanto, las autoridades suecas declararon que habían prescrito las causas que se le seguían a Assange, pero quedaba la sanción que debe cumplir por haber violado el arresto domiciliario. Sanción que entiendo no pasa de dos o tres meses de prisión. Para nuestro parecer, se está mejor en la prisión británica que en el viejo departamento (pero bien ubicado) donde funciona la Embajada.

8. Se descubre que al señor Assange se le había concedido la nacionalidad ecuatoriana, violando la Ley de Inmigración y Extranjería que, entre varios requisitos, obliga al ciudadano que quiere obtener la nacionalidad, vivir en el país por tres años como mínimo. No creo que haya habido un funcionario de la Cancillería que afirmara que estar tres años en una Embajada, significaba estar en territorio ecuatoriano. Creo que hasta tanto no puede llegar la ignorancia de quien sostuvo esta tesis.

9. Violando la ley se le otorgó la nacionalidad ecuatoriana a Assange y se pretendió darle estatus diplomático, recibiendo inmediatamente la negativa del Gobierno inglés de reconocer semejante niñería.

10. Llegamos a la última novedad: el Gobierno ecuatoriano lo designa consejero de la Embajada en Moscú, pretendiendo que funcionarios de la Embajada rusa lo visiten y un auto de dicha Embajada lo embarque para llevárselo a su nuevo destino. Parece que los rusos no se prestaron a este juego y, además los servicios de inteligencia británicos conocieron de la pretendida maniobra que, de hecho, la impedirían.

11. Por último, se ha alegado que se están violando los derechos humanos del señor Assange, lo que nos ha obligado a revisar las diferentes convenciones sobre DD. HH. y en ninguna he encontrado que el caso Assange pueda ser considerado como tal.

12. Como el señor Assange sigue siendo respetado como un huésped de la Embajada del Ecuador, nos preguntamos: ¿Cuál es la razón que existe para que se lo mantenga protegido? ¿Temor a que un experto en ingresar a todo tipo de información, tenga en su poder documentos y hasta cuentas corrientes de exfuncionarios ecuatorianos, ahora perseguidos, o que con sus conocimientos de lo que ha sucedido, mientras ha sido huésped de la Embajada, pueda chantajear con todo lo que sabe?

Si tanto se le teme, que se le solicite comedidamente que indique qué camino quiere que siga el Ecuador para que abandone la Embajada. Insisto en que sea él quien señale lo que considera que debe hacer el Gobierno, pues no puede continuar más tiempo causándonos un problema diplomático. Y, por supuesto, que se anule el decreto declarándolo ciudadano ecuatoriano, por ser totalmente ilegal, a más de que debió ser firmada la carta de naturalización por el presidente de la República.