Desde Caracas a Tiananmen

Hace pocos días, luego de ver con horror cómo una tanqueta de la policía venezolana atropellaba a manifestantes durante las protestas contra el gobierno, un periodista le preguntó al expresidente Mujica su opinión sobre el hecho y este respondió: “No hay que ponerse delante de las tanquetas”. Inmediatamente mi mente voló de Caracas a la llamada Gran Avenida de la Paz Eterna, próxima a la plaza de Tiananmén, para recordar aquel momento épico cuando el 5 de junio de 1989, un hombre (llamado luego el rebelde desconocido), en medio de la represión del gobierno chino a miles de jóvenes que planteaban ideas de libertad, se paró solitario frente a una columna de 4 tanques de guerra. Los tanques se detuvieron, el primero de la columna intentó desviarse, y nuevamente el joven le cortó el paso. El muchacho estaba absolutamente solo, sin otra fuerza que no fuera su determinación para parar los tanques que irían a reprimir las protestas.

Las palabras de Mujica, sin ser izquierdista extremo, son el reflejo de esa disonancia cognitiva que afecta a buena parte de estos, respecto de Venezuela. No importa las pruebas que se les presenten ni la evidencia de hambre y desesperanza que aqueja a la mayoría de la población, basta que del otro lado estén países como Estados Unidos o la Comunidad Europea, para que sean capaces de morderse los labios hasta que sangren, antes de emitir un solo comentario objetivo sobre Maduro y su régimen.

Prefieren tener disonantes respuestas como las de Mujica, con tal de no aceptar que en esta oportunidad sus odiados yanquis pudieran tener razón. Pero para entender señor Mujica, por qué esos jóvenes se pararon frente a una tanqueta en Venezuela, algo que pensé equivocadamente que usted sabía bien, quizá debemos recordar a Cervantes en los labios de El Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar. Por la libertad como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Sí señor Mujica, por la libertad, desde Caracas a Tiananmén.