Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue un pastor caracterizado por denunciar las injusticias sociales frente al poder político represivo que se había instaurado en El Salvador en la década de los 70; situación que desencadenó en irrespeto lacerante a los derechos humanos, con caracteres por demás brutales y represivos.

Su postura frontal contra las injusticias fue la causa para que monseñor Romero sea brutalmente asesinado el 24 de marzo de 1980; víctima de un crimen de Estado propiciado desde las altas esferas del poder político, cuyo esclarecimiento nunca se pudo lograr.

Su santidad Pablo VI fue el Papa que promovió la continuidad del Concilio Vaticano II con el fin de llevar a cabo la Reforma de la Iglesia; aquel Pontífice que sentó las bases para proyectar la universalización de la Iglesia católica a través de una serie de viajes pastorales por diversos países del mundo y la promulgación de encíclicas de gran contenido social, entre ellas la Populorum Progressio; en la cual exhorta a los gobernantes de su época y de todos los tiempos a promover el desarrollo de los pueblos, como una forma de alcanzar el imperio de la paz y la justicia social.

Que la cristiandad católica se sienta exultante de gozo espiritual, con la canonización de monseñor Romero y de su santidad Pablo VI.

Dr. Alberto Lucero Avilés