
La cancelacion de vuelos dificulta el despegue turistico
El retraso y la cancelación de vuelos nacionales, denuncia Richard Dávila, presidente de la Asociación Nacional de Operadores de Turismo Receptivo del Ecuador (Optur), es un problema que se ha vuelto frecuente.
Compraron hace dos meses sus pasajes para viajar a Galápagos, pero los chilenos Rodrigo Tellez y Lorena Quintanilla no lograron arribar ayer como tenían previsto. El vuelo EQ 193 de Tame se canceló y hoy, desde Guayaquil, intentarán volver a embarcarse para llegar a su destino.
Este es un solo caso, pero en agencias turísticas del país se cuentan por decenas. El retraso y la cancelación de vuelos nacionales, denuncia Richard Dávila, presidente de la Asociación Nacional de Operadores de Turismo Receptivo del Ecuador (Optur), es un problema que se ha vuelto frecuente y que preocupa, no solo por los costos adicionales que implica compensar a los clientes, sino porque se está afectando la imagen de un país, que se ha propuesto como meta hacer del turismo uno de sus principales motores de desarrollo económico.
Según cifras disponibles de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) solo en agosto de este año, el mes que tradicionalmente es de vacaciones para muchos europeos, Tame, Aerogal y Lan programaron 2.600 vuelos nacionales, de ellos 360 tuvieron retrasos y 174 fueron cancelados.
El incumplimiento, que algunas aerolíneas le atribuyen a causas como el mal tiempo climático o a problemas técnicos, ha sido de siempre, asegura Dávila, pero enfatiza que ha ido agravándose con las dificultades de funcionamiento que viene teniendo la línea aérea Tame. El hecho de que esta firma esté trabajando con la mitad de su flota (7 de 14 aviones) implica que deje de ofrecer un buen servicio a sus clientes.
“Está bien que los compensen con el hotel, que les ofrezcan un 25 % de descuento en sus tiques, les ofrezcan comida, pero hay que entender que el hecho de que pierdan horas o un día en el tour o crucero que puedan haber elegido es irritante y molestoso. El tiempo no tiene costo”, dijo.
Los destinos que a diario reportan problemas, según Optur, son Galápagos, Cuenca, Loja, Coca y Lagro Agrio. Para llegar a estos lugares, se sufren retrasos de cuatro horas hasta un día. Este es un escenario que también preocupa a Holbach Muñetón, presidente de la Federación de Cámaras de Turismo del Ecuador. ¿De qué sirve -se pregunta- que el país invierta en ingentes cantidades de promoción turística si primero no ha resuelto sus problemas de conectividad? En el caso de Tame, opina, se debería retirarle los permisos que tiene para operar en ciertas frecuencias, para cederlo a otras aerolíneas que sí están en capacidad de atender estas rutas. Y de forma en general, ver cómo se aprovecha la capacidad de los aeropuertos instalados en el país y de esta forma se logra cubrir de mejor manera los actuales y nuevos destinos.
Desde el Ministerio de Turismo, donde sus autoridades se imponen la meta de lograr un turista por cada uno de los 16 millones de habitantes, se reconocen las falencias que tiene la conectividad aérea y dicen trabajar para solucionarlas.
“Tendremos cielos abiertos”
La falta de conectividad aérea es para Ricardo Armijos, coordinador zonal 5 del Ministerio de Turismo, un problema que no ha tenido solución en el país por falta de iniciativas, pero es uno de los principales retos que esta secretaría de Estado se impone resolver.
Actualmente, explica, el ministerio está trabajando para recuperar vuelos directos que provienen de ciudades como Buenos Aires, Barcelona, Dallas y Fort Lauderdale. Para ello, refiere, se está negociando con algunas firmas aéreas que están en el país y otras que analizan su arribo a este mercado.
Armijos habla del plan de adoptar la política de “cielos abiertos” que permitirá que las líneas que están en el país puedan llegar con facilidad a cualquier ciudad de países como EE. UU. También menciona el interés de usar vuelos chárteres que unan rutas como Buenos Aires y Salinas. Esta modalidad, aunque por demanda no es tan frecuente, permitiría a los turistas acceder a paquetes turísticos y ahorrarse costos.