La otra campana electoral
Mientras el mundo real presencia el compás de espera de candidatos sin nuevos anuncios ni debates ni propuestas claras; las redes sociales cubren con hiperactividad el notable vacío de la campaña.
Mientras el mundo real presencia el compás de espera de candidatos sin nuevos anuncios ni debates ni propuestas claras; las redes sociales cubren con hiperactividad el notable vacío de la campaña. Lo hacen en doble vía.
Por un lado, los candidatos inauguran intentos novedosos de conexión con los votantes.
La campaña de Guillermo Lasso (CREO) inauguró esta semana un grupo de WhatsApp para difundir su plan del millón de empleos a los ciudadanos en un intento por volcarse a la comunicación directa de su principal pilar de promesas.
La candidatura de Cynthia Viteri (PSC) ha optado por recibir testimonios en video de ciudadanos que explican sus necesidades y expectativas del próximo gobierno. En un intento por mantener la fibra ciudadana de su campaña, Viteri ha ensayado visitas sorpresas a los protagonistas de los videos que ha recibido su equipo.
El equipo de Dalo Bucaram (FE) se ha aferrado a un concepto de reality que antes pertenecía solo a la farándula. La serie de microdocumentales: Dalo a diario, busca incluir a los ciudadanos alejados de la campaña en las actividades públicas y privadas del candidato, sus discursos más emotivos y sus encuentros con ciudadanos y políticos; todo recogido en video y colgado en la Red.
Pero no todo es ingenio.
El anonimato de las redes propicia espacios para ataques propios de una campaña sucia, que cobra fuerza conforme se acercan las votaciones.
La candidata a la Asamblea por Guayas Nathaly Carvajal (Adelante Ecuatoriano Adelante) ha sido víctima de publicaciones de videos íntimos, que la llevaron a una vergonzosa tendencia nacional con acalorados debates sobre su vida privada.
En el mismo sentido, Maluly Valdivieso (Centro Democrático) protagoniza videos donde se especula sobre su orientación sexual, con un claro fin de fijar el debate en temas intrascendentes sobre su capacidad política.
La política pura también entra en juego.
Ayer la tendencia JamiLasso, en alusión a la relación política entre el expresidente Jamil Mahuad y el candidato Lasso, fue impulsada por afines al oficialismo para intentar vincular la imagen del presidenciable al recurrente feriado bancario de 1999.
En el sentido contrario, cuentas afines a la oposición hacen circular videos que sin sustento vinculan al vicepresidente Jorge Glas y aspirante a la reelección con los actos de corrupción en los sectores a su cargo.
Todo esto, en un ambiente de anonimato.