Cuan Bruto es el Producto Interno
Las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) reportadas por el Banco Central (0,3 %) para el año pasado han sido cuestionadas con sobradas razones. Según las mismas, el resultado positivo se origina en el crecimiento del consumo de los hogares (0,2 %), del gasto de Gobierno (1,1 %) y de las exportaciones (0,2 %).
¿Que hubo crecimiento del consumo gubernamental? Pues sí. Se incrementó la factura de los burócratas, factura que es insensible a cualquier adversidad económica y que creció robusta. El gasto de consumo gubernamental fue también impulsado por el pago de intereses de la creciente deuda pública.
En cambio, es ingenuo proponer que creció el consumo de los hogares cuando al mismo tiempo subió el desempleo y subempleo, y hubo caída libre en sectores de la economía como el comercio y la construcción, tal como se refleja en la baja de las recaudaciones tributarias.
Y respecto del sector externo, es increíble la afirmación de que las exportaciones crecieron, cuando la media del precio del petróleo bajó aproximadamente un 40 %.
Cabe entonces preguntar: ¿no es que el Gobierno usó hasta el cansancio el argumento de que la apreciación del dólar afectó la competitividad de las exportaciones ecuatorianas y que este fue uno de los principales justificativos para erigir las salvaguardas? Ahora resulta que la apreciación de nuestra divisa nos vino bien.
Finalmente, respecto de la inversión, Cordes argumenta que para que esta haya caído en 2,5 % (con una baja del 26 % en la inversión pública, que es dominante en la estructura actual), la inversión privada (que durante el gobierno RC tuvo una tasa de crecimiento de 1,5 %) debió -¡oh milagro!- subir a una tasa de 23 %.
Estos extraños hallazgos de crecimiento, que por lo demás pasaron inadvertidos para los ecuatorianos, deben haberse dado luego de un masaje profundo y sostenido de las cifras, hasta que estas susurrasen lo que el poder político quería oír.
En todo caso, el PIB enfrenta serias limitaciones como medida de crecimiento y bienestar. Es una metodología de flujo económico creada hace ochenta años para estructuras económicas basadas en la manufactura.
Hoy las economías se distinguen por el predominio de los servicios, muchos de ellos de valor intangible, o gratuitos (la actividad de Google, de Wikipedia, o de otras redes sociales, por ejemplo), que no forman parte de la medida del crecimiento o de la actividad económica.
Si en el pasado las ventas se hacían en tiendas por departamentos alojadas en grandes edificios, las compras por Internet no requieren de tal infraestructura e inversión. Los televisores de hoy no pueden ser comparados con los aparatos accionados por tubos catódicos, al igual que los teléfonos inteligentes con los de manivela. Se aplica una vez más el dicho de que ¡lo mejor en la vida es gratis! y por lo tanto no entra en el PIB.
El mundo ha cambiado, pero la metodología para medir el tamaño de una economía sigue enterrada en el pasado. No obstante ello, los gobiernos tratan de convencernos de lo mucho que han logrado, sea manipulando las cifras o argumentando tácitamente que el PIB es inteligente, ignorando que es más bien “bruto” como medida idónea de producción o bienestar.
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