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Guillermo Lasso recibe el bastón de mando, 26 meyo 21
Símbolo. Las juntas de riego del pueblo salasaca entregaron a Guillermo Lasso el símbolo mayor de la autoridad política: un bastón de mando.Presidencia de la República

Un bastón de mando que no manda

¿Podrá la propuesta liberal de Guillermo Lasso imponerse en un mundo supuestamente colectivista? ¿Qué hará Leonidas Iza?

Todo ocurrió el mismo día: a Guillermo Lasso le entregaron un bastón de mando, símbolo del poder en la cultura quichua; él presentó su nuevo ministerio de asuntos indígenas, como podría llamarse la Secretaría de Gestión y Desarrollo de Pueblos y Nacionalidades; Leonidas Iza, el líder de los violentos, le declaró la guerra desde el programa de Jimmy Jairala; y en la Asamblea Nacional, Pachakutik conspiró con correístas y socialcristianos para quitarle a CREO la presidencia de la Comisión de Régimen Económico, la más importante para cualquier gobierno. Todo esto cuando falta exactamente un mes para las decisivas elecciones de presidente de la Conaie. ¿Y quién tiene las mayores posibilidades de ganarlas? El propio Iza. ¿Qué ofrece? La revolución. En lo que respecta a este esencial ingrediente de la gobernabilidad, el camino para el nuevo presidente luce cuesta arriba.

“El pueblo ecuatoriano va a ponerse de pie”, amenaza Leonidas Iza. Él tiene claro el libreto de la confrontación. Como no cree en la democracia, por capitalista y burguesa, hay una obviedad que no alcanza a plantearse: el hecho de que el candidato que gana las elecciones llega a la Presidencia con un plan de gobierno bajo el brazo. ¿Tratados de libre comercio? ¿Acuerdos con el Fondo Monetario Internacional? Aunque los ecuatorianos votaron por tales propuestas (lo cual, simplemente, no le entra en la cabeza) Iza insiste en que todo eso “se opone a la voluntad del pueblo”. En el mundo según Iza, “la voluntad del pueblo” es la voluntad de Iza. Por ejemplo: hay que derogar el decreto de eliminación de subsidios que permite el incremento mensual del precio de la gasolina; hay que adoptar toda una política de subsidios que proteja al productor ecuatoriano de la competencia internacional. La idea de “más Ecuador en el mundo”, puede pasar; pero “más mundo en el Ecuador”, eso sí que no: “Se opone a la voluntad del pueblo”. Y si se opone a la voluntad del pueblo, la única posibilidad es la guerra: “Hay un pueblo que está diciendo una propuesta -dice, hablando de la suya- y si esa propuesta no se escucha, prácticamente está garantizada la lucha en este país”.

Guillermo Lasso

Guillermo Lasso recibe el bastón de mando en una comunidad de Tungurahua a 3.663 metros

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Cuando Iza habla de “la lucha en este país” está pensando en términos militares. Por eso, una de sus más importantes propuestas para la presidencia de la Conaie, la primera que explicó detalladamente en su entrevista de esta semana con Jimmy Jairala, es “ampliar la cobertura” de la organización para incluir a “los colectivos asentados en las grandes ciudades”. Le asisten todas las razones sociológicas del mundo: la vieja dinámica de la migración del campo a la ciudad ha producido ya una primera generación de jóvenes que se reivindican indígenas pero cuya experiencia de vida es esencialmente urbana. Son los parias de los barrios populares, las víctimas del racismo en un mundo sin oportunidades, el lumpen proletariado dispuesto a derribarlo todo, la carne de cañón de los intentos golpistas de la izquierda, los que sitiaron Quito en octubre de 2019... Y Leonidas Iza es el primer dirigente indígena que los toma en serio. Quizá porque sabe que, con ellos, puede tumbar gobiernos (a punto estuvo).

La otra gran propuesta de Iza para la Conaie es devolver a su redil a Pachakutik. El partido, dice, debe regresar a su origen: ser el brazo político del movimiento indígena, lo que significa que no puede actuar por fuera de la autorización de las comunidades. Suena como una propuesta muy democrática, pero es incompatible con los tiempos de la política parlamentaria: finalmente será un líder el que termine hablando en nombre de esas comunidades. Ese líder, obviamente, será Iza, que ya emitió su veredicto: la alianza de Pachakutik con el gobierno para la gobernabilidad de la Asamblea está “pegada con babas”. Lo que significa que ni le gusta ni le costará demasiado trabajo deshacerla.

Iluso quien piense que lo que ocurrió en la Asamblea ese mismo día (miércoles 26) no tuvo que ver con la estrategia de Leonidas Iza. Por la mañana, en el programa de Jimmy Jairala, él reclamó la presidencia de la Comisión de Régimen Económico: “¿Por qué se está entorpeciendo?”, preguntó, como si no supiera de la existencia de un acuerdo previo entre los tres partidos de la alianza (PK, ID y CREO) para que la presidencia de esa comisión la ocupara Diego Ordóñez. Por la tarde, sus deseos fueron órdenes: Mireya Pazmiño, la única asambleísta de Pachakutik en esa comisión, pactó con tres correístas y un socialcristiano y se quedó con la presidencia.

No es un golpe menor para el gobierno: la Comisión de Régimen Económico es la que aprueba los presupuestos y toma decisiones sobre políticas macroeconómicas. Pazmiño, en un comunicado público, ya adelantó hacia dónde se dirige: “Pachakutik -escribió- es un movimiento que enarbola las banderas de la economía popular y solidaria, de la economía comunitaria, de la economía de la minka”. Y sobre el presupuesto general del Estado: “debe recoger -dijo- la visión de todo un pueblo”. Esto es hablar como Leonidas Iza.

Mireya Pazmiño fue expulsada de Pachakutik por esta conducta. ¿Cuántos la seguirán? Porque no es la única que piensa de esa manera. Es casi seguro que ella, y los que vengan detrás de ella, se juntarán al bloque conformado por correístas y socialcristianos. El gobierno no solamente perdió la comisión más importante en lo que tiene que ver con su política económica, sino que está a un voto de perder la frágil mayoría que armó en la Asamblea. “Pegada con babas”: Iza no miente.

leonidas iza

Leonidas Iza advierte de una posible movilización, tras aumento de los pasajes de bus

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Mientras tanto, en la comunidad de Tamboloma, provincia de Tungurahua, el presidente de la República recibe el bastón de mando que le ofrecen los dirigentes de las juntas de riego del pueblo salasaca, y aprovecha la ocasión para exponer los conceptos básicos de su política sobre los pueblos indígenas. Políticas que empiezan con la creación de un ministerio ad hoc, al frente del cual ha colocado a Luis Pachala, el coordinador de su bancada parlamentaria en la legislatura pasada. Lasso desempolva algunas reivindicaciones emblemáticas: educación bilingüe, escuelas rurales, obras de riego… Y ofrece ciertas medidas de protección: controlar las fronteras para evitar el ingreso de productos agrícolas que podrían competir con los locales, por ejemplo. O “sostener precios justos”, palabras que deben sonar abominables para los integrantes de Ecuador Libre, el ‘Think tank’ que lo apoya y es el responsable de algunas de las ideas maestras de su plan de gobierno.

En realidad, estas concesiones son parte de una estrategia para entrar con un discurso liberal en un espacio (el mundo indígena) donde se sobreentiende que prevalecen las ideas colectivistas. Ahí donde Leonidas Iza habla de “comunismo indoamericano”, el presidente ofrece créditos y desarrollo capitalista. Quizá sorprenda descubrir, dentro de un tiempo, cuál de estas dos propuestas resulta más atractiva para las comunidades.

Tradición inventada

La Secretaria de Comunicación promocionó como “ceremonia ancestral de posesión” el acto de entrega del bastón de mando. La ocurrencia de Rafael Correa se consagró así como tradición inventada. Fue una liturgia new age con música de ‘El cóndor pasa’ en torno a un símbolo (el bastón) auténticamente ancestral que Lasso exhibió con recogimiento pero al final de la ceremonia pasó a su guardaespaldas como si fuera un regalo cualquiera, un ramo de flores o una caja de bombones.