
De una avenida se roban 44 reflectores empotrados
Como consecuencia, un tramo de la calle Benjamín Rosales queda a oscuras en las noches. Los conductores señalan a adictos ‘chamberos’ del sector.
Conducir en las noches por un tramo de la avenida Benjamín Rosales, situada en el norte de Guayaquil, requiere más atención de lo usual y activar las luces intensas del carro. Así lo asegura Gerson Idrovo, quien con frecuencia toma esa ruta para regresar desde la ciudadela Garzota, donde labora, hasta su casa en el vecino cantón Durán.
En las noches ese tramo de la vía, que comprende desde la terminal terrestre hasta la parada Santa Leonor de la metrovía, permanece en tinieblas desde hace más o menos un mes. La razón: los 44 reflectores que iluminaban esa arteria de doble vía han sido robados.
Los transeúntes y conductores apuntan como sospechosos del delito a recicladores, adictos a las drogas y a personas sin hogar que llegan todos los días a descansar bajo la sombra de los árboles situados en la orilla del río Daule, cerca del borde norte de la pista del aeropuerto.
“Cada día había menos iluminación. Es que al parecer sacaban los focos de uno en uno sin que se los detenga”, detalla Idrovo.
EXPRESO recorrió el tramo. Allí varias personas dormían en medio de fundas y tarrinas plásticas, entre el olor a estupefacientes e insalubridad.
En los hitos instalados para ubicar los reflectores, solo quedan los agujeros y la destrucción de esas estructuras de cemento. También, en el corredor que colinda con el río, tres cubiertas de sumideros han sido hurtadas, dejando huecos en el paso de los peatones.
El jefe de Planificación de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), Freddy Granda, cuenta que es la tercera vez que se roban los reflectores en los últimos cuatro años.
Indica que recicladores informales que se han tomado ese espacio, “donde consumen drogas”, utilizan cincel y martillo para sacar los faros. “Y no solo los reflectores, halan los cables soterrados y se llevan todo lo que sea metal”, agrega.
Quienes más se ven afectados por la falta de iluminación en ese punto son los conductores de los buses que llegan y salen desde la terminal terrestre. Y esa es la imagen que recibe a los turistas que arriban por el Puente de la Unidad Nacional.
Eduardo Cabrera, quien conduce un bus con destino al cantón Ventanas (provincia de Los Ríos), dice que en varias ocasiones ha tenido incidentes con los autos pequeños y las motocicletas por la poca visibilidad que hay de noche en esa avenida.
“En la oscuridad, a veces se complica ver a los vehículos pequeños y un mal movimiento puede terminar en un accidente”, precisa.
Fabián Mendoza, quien conduce un bus hacia Huaquillas (provincia de El Oro), señala que esa falta de iluminación también es aprovechada por antisociales que intentan abrir las compuertas de los buses.
“Este es un problema que tiene mucho tiempo. Cuando en la madrugada se forma el congestionamiento de buses que van a entrar a la terminal, aquellos antisociales se acercan a los carros con la intención de robar las maletas que van en las compuertas”, reitera.
Según narra, ha habido un par de casos de robos de este tipo, porque los buses no tenían bien ajustados los maleteros.
Granda explica que por tratarse de una zona muy cercana al aeropuerto, es prohibido instalar postes altos con luces que iluminen la calzada y su ambiente. Esto, para no confundir a los aviones en su aterrizaje.
Aunque la seguridad vial es competencia de la ATM, Granda dice que la instalación de nuevos reflectores le compete a la Unidad de Obras Eléctricas del Municipio de Guayaquil.
Ofreció que el próximo martes pondrá el problema en la mesa de la reunión de Obra del Municipio de Guayaquil, para que se tomen acciones sobre la rehabilitación del alumbrado de esa transitada avenida.