Me fascina enseñar  para formar artistas y para que la gente comprenda que a través del arte podemos ser mejores seres humanos.

El artista que custodia el patrimonio cultural

Este 7 de mayo, a las 20:30, actuará en el Teatro Centro de Arte como ‘Norma Lixta’, en el monólogo ‘Madre solo hay una y me tocó a mí’, para festejar el Día de la Madre.Crea sus personajes, escribe y produce sus obras de teatro. Se maquilla sol

El dominio escénico de Lucho Mueckay atrapa. Es buen conversador, de hablar pausado y muy bromista.

Sus 37 años como actor de teatro, TV y cine, además de bailarín, coreógrafo y comunicador social, lo afianzan como una figura pública nacional e internacional.

Su nombre completo es Luis Enrique Mueckay Arcos, pero todos lo conocen como ‘Lucho’ y le gusta que lo llamen así. Nació en Guayaquil y vivió su infancia en La Esperanza, un recinto de Los Ríos.

Sus personajes más conocidos y vigentes por más de una década son la profesora ‘Norma Lixta’, ‘Tuco’ (que interpreta junto a Raymundo Zambrano, ‘Manuco’) y ‘Fatalicio Vaca’, a los que ha hecho populares en sus monólogos teatrales.

Este 7 de mayo, a las 20:30, actuará en el Teatro Centro de Arte como ‘Norma Lixta’, en el monólogo ‘Madre solo hay una y me tocó a mí’, para festejar el Día de la Madre.

Crea sus personajes, escribe y produce sus obras de teatro. Se maquilla solo. Y prepara con un grupo de actores nuevas obras a través del laboratorio del humor ‘Homo Sapiens’.

Se lleva bien con la fama, aunque antes no lo hacía. Ahora la entiende como la gratitud del público hacia su trabajo, pues quien lo reconoce, se le acerca y le pide una foto o un autógrafo es aquel espectador que fue a verlo actuar en teatro y le gustó su trabajo. Él le agradece y lo complace.

Conoce China, pero no Zaruma, ni tampoco Loja ni la Amazonía. Esas visitas son deudas pendientes consigo mismo. De Latinoamérica solo le falta visitar Uruguay, y del resto del mundo ansía conocer Grecia y Roma, ciudad a la que no ha ido, aunque sí ha estado en otras de Italia.

No consume azúcar blanca sino panela, por cuestiones de salud. Come de todo y al respecto tiene un ranking de preferencias: en primer lugar están los mariscos, seguidos de la comida criolla, la comida china y “todo lo demás”.

Aunque como está a dieta para perder unas libras de más, solo come pescado, pero “nada frito”. Este régimen lo complementa con un trote nocturno de cinco vueltas que da cerca del Centro Cultural Sarao, que abrió en 1994 en la ciudadela Kennedy Vieja.

Le encanta leer, pero lamenta no tener más tiempo para hacerlo. Le gustan las biografías, obras de historia y sobre todo los libros de teatro y de danza. Lee en español y en inglés, aunque prefiere el primer idioma.

En el Gobierno de Rafael Correa ha ocupado dos cargos: fue director de Promoción Cultural e Interculturalidad de la Cancillería (Quito), y desde febrero de este año es el director de la Regional 5 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Su oficina no es convencional. Está ubicada en el primer piso de la Casa Calderón, construida entre 1920 y 1930, una de las joyas patrimoniales de la empedrada calle Numa Pompilio Llona, en el barrio Las Peñas.

Sus ventanales son chazas blancas, con vista al barrio y al río Guayas. El sol que por ellas ingresa vuelve cálido el sitio, donde la amplia sonrisa de Mueckay torna el ambiente acogedor.

Mueckay labora con un equipo de técnicos para preservar el patrimonio cultural material (bienes inmuebles) e inmaterial.

También es maestro. Enseña teatro del movimiento y coreografía en el Centro Cultural Sarao.

Es un profesor exigente, pero no tirano ni paternalista. Se preocupa por impartir la técnica y por formar artistas éticos con responsabilidad profesional.

“Soy un conductor que los guía para que encuentren su propia ruta, su propio lenguaje, sus propios códigos”.