Angustiante paranoia colectiva

Vivimos en un estado de paranoia colectiva por el auge delincuencial y no es una percepción, es una realidad. Los ecuatorianos -sobre todo en Guayaquil- escuchamos en los noticieros día a día los actos delictivos que se incrementaron y se salieron de las manos de unos ineptos e inicuos; no les importan los asesinatos del prójimo. Vivimos presos en nuestros propios hogares, sin armas, sin autoridad a quién acudir ni cómo defendernos. Esto nos causa sensaciones angustiantes, pérdidas humanas; nos tienen al borde del colapso. Ya no podemos caminar ni acudir a una reunión, porque se nos llevan hasta el cerebro y quedamos sin memoria activa. ¿Será una pandemia?

Javier Valarezo Serrano