La América rural choca con Trump

La America rural choca con Trump

Los agricultores y ganaderos estadounidenses temen represalias de otros países si Trump castiga a estos con más aranceles. Ya hay antecedentes cercanos con el propio México.

Para entender cómo Donald Trump ganó las elecciones en EE. UU., basta con preguntar a los vecinos del condado de Pottawatomie. Esta localidad de Kansas está en el corazón de la América rural. El magnate republicano fue una válvula de escape que ayudó a sus vecinos a liberar años de rabia y ansiedad contenida. La recesión asestó un duro revés al campo estadounidense del que aún no se ha recuperado. Además tiene que lidiar con el desplome del precio del cereal, el alza del coste de los fertilizantes y la automatización de la producción.

La realidad que se vive en el campo, donde el sueño americano se esfuma poco a poco para 46 millones de estadounidenses, no tiene nada que ver con la euforia de Wall Street. Pero pasados cuatro meses del shock electoral, los agricultores y ganaderos tienen una inquietud añadida, porque el proteccionismo de la nueva Administración puede poner más palos a la industria.

La agenda del magnate está a punto de chocar frontalmente con la gran locomotora que le llevó a la Casa Blanca. Una coalición integrada por 133 compañías productoras y que exportan productos agrícolas que representan a más de 15 millones de empleados, envió una carta al inquilino del Despacho Oval nada más tomar posesión defendiendo que se “modernice” el acuerdo de libre cambio con México y Canadá (Nafta).

Pero también advierten de que un conflicto con el vecino del sur será dañino. La carta se publicó coincidiendo con el anuncio del plan para renegociar el Nafta. Entre los firmantes se encuentran desde gigantes como Car­gill, Smith­field, Archer Daniels Midland o Tyson Foods, hasta grupos que representan a los productores sectoriales. El temor es que si Washington es muy agresivo con los aranceles, otros países recurran a la misma táctica como represalia o miren a otros mercados.

México ya aplicó un arancel especial hace seis años como medida de presión a un centenar de productos importados, cuando EE. UU. prohibió que camiones mexicanos pudieran circular por las autopistas del país. La disputa comercial generó pérdidas de 2.000 millones de dólares y redujo hasta un 30 % las exportaciones de los productos afectados, que incluía abetos para la Navidad o manzanas.

El Nafta tiene una función importante para la agricultura estadounidense ya que permite exportar el excedente de grano, lácteos, carne, frutas y huevos. Es decir, si la relación comercial de EE. UU. con socios se complica, los productores estadounidenses tendrán que dar con la manera de lidiar con un exceso aún mayor, habrá más desechos y los precios caerán más por la oferta.

Algunos productores de maíz y soja están tratando ya de acelerar las ventas hacia México por la incertidumbre que acompaña a la retórica de Trump. No saben lo que va a pasar dentro de una semana o de un mes. Las exportaciones son críticas para sostener su renta. La proyección del Departamento de Agricultura es que los ingresos de los productores caigan un 9 % este año.

Como resultado de esta renta perdida, muchas granjas tendrán que cerrar. El senador Mike Rounds advirtió en la última audición de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, que “pronto habrá menos de dos millones de agricultores, por primera vez desde que los pioneros empezaron a emigrar al oeste”. Era un escenario inusual para hacer el apunte. Pero la crisis del campo es un tema recurrente en el Capitolio.

El segmento de la alimentación y agricultura lleva medio siglo en superávit en la balanza comercial de EE. UU. Las exportaciones agrícolas rondan los 129.700 millones de dólares anuales y se calcula generaron 423.000 millones de actividad económica. Las exportaciones hacia sus dos socios del Nafta se cuadruplicaron desde que entró en vigor el acuerdo en 1993 y ronda los 39.600 millones.

México es el tercer mercado de destino de los productos agrícolas de EE. UU., con 18.300 millones. Hacia allí va el 4 % de las exportaciones de maíz. La Meat Export Federation calcula que el 8 % de la producción de cerdo va al otro lado del río Bravo. Advierten de que sus clientes pueden verse tentados a buscar la carne en Brasil, Argentina o Europa. “Ampliar el acceso a los mercados internacionales es esencial”, añaden.