
El alzheimer no detuvo a los caminantes en La Puntilla
Todos caminaron por la misma causa. La guayaquileña Carla Miranda, por ejemplo, lo hizo en honor a su abuela. Ella tiene alzhéimer, dijo, la enfermedad del olvido. No recuerda dónde vive, quiénes son sus hijos, ni cómo se llama. Solo recupera la memori
Todos caminaron por la misma causa. La guayaquileña Carla Miranda, por ejemplo, lo hizo en honor a su abuela. Ella tiene alzhéimer, dijo, la enfermedad del olvido. No recuerda dónde vive, quiénes son sus hijos, ni cómo se llama. Solo recupera la memoria cuando canta.
Por eso Carla, de 27 años, le entona canciones todas las tardes. “Allí mi ‘nana’ parece volver a la vida”, precisa, “se alivia, deja de lado la agresividad”.
Ayer esta joven, que llegó acompañada de su novio y amigas, participó de la caminata ‘Que el alzhéimer no nos detenga’, desarrollada en el kilómetro 5,5 de la avenida Samborondón.
Una actividad realizada de forma simultánea en Quito, que tuvo como finalidad concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad que, según la fundación ecuatoriana Tase (organizadora del evento), afecta a un promedio de 80.000 personas a nivel nacional.
La cita, en la que participaron también niños y adultos, buscó además conseguir apoyo, de ser posible administrativo, para auspiciar programas que alivien la carga de los pacientes y los familiares que no puedan contar con la ayuda de un cuidador.
Algo vital, a decir de Andrea Lapentti, voluntaria de Tase, para mejorar la calidad de vida de la persona que padece este mal incurable (producido por la muerte de las células del sistema nervioso) que daña las funciones cognitivas del paciente y le resta total independencia a actividades cotidianas como caminar, comer o ir al baño.
“Cuidar a un paciente es tan importante para él como respirar. Es lo que ayudará a detener la rapidez con la que avanza su demencia”, agregó Pastora Castro, jefa del Centro de Rehabilitación Integral del Instituto de Neurociencia, al hacer hincapié en los propósitos del cuidador: ese ser que debe motivarlo a ser partícipe de actividades físicas, sociales y espirituales... Pero que sobre todo debe darle seguridad y tratarlo con respeto y amor.
La especialista, quien junto a sus colegas y representantes de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo participaron también de la cita, llevó en sus manos carteles alusivos al alzhéimer. Algunos que hablaban de los síntomas y el envejecimiento y, otros, de la importancia de los juegos didácticos y las caricias para ‘despertar’ e incluirlo en la sociedad.