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Alto al abuso

Los padres deben enseñar a sus hijos a discernir peligros como el abuso sexual. Y que de perpetrarse, la recuperación es posible con el amor de la familia y con psicoterapia.

¡Alto al abuso!

Los casos de abuso sexual en menores denunciados por los padres del colegio réplica Aguirre Abad, plantel en el cual infantes fueron ultrajados por ciertos miembros de la institución, siguen causando conmoción en los ecuatorianos, una angustia que no cesa, porque cada día se conoce de nuevos abusos. Según el INEC y CDC (Centers for Disease Control and Prevention), 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 6 niños son abusados sexualmente antes de cumplir 18 años. Son cifras que no reflejan la realidad en Ecuador, donde solo del 6 al 12 % de los casos se denuncian, y esto porque la víctima sufre daños imposibles de ocultar, revela el portal ecuadordicenomas.com.

En su mayoría, las víctimas callan por temor, vergüenza e impotencia. Y porque si lo cuentan, no les creen. “Ellos no tienen la capacidad de inventar estas cosas, hay que creerles”, enfatiza la psicóloga clínica Sonia Rodríguez, coordinadora del área de salud y derechos sexuales y reproductivos de Cepam.

Explica la profesional que violencia sexual es todo acto de naturaleza sexual que intimide, desagrade y perturbe a una persona que está en desigualdad de condiciones, trátese de una violación, obligar a mirar, tocar el cuerpo del otro o filmarlo desnudo y realizando actos inadecuados.

Superar este tipo de trauma es muy difícil, tanto para la víctima como para sus padres, pero no imposible. El amor de la familia es parte vital de la terapia, que se complementará con los especialistas en salud mental.

SEMANA le enseña qué hacer como prevención. Y si sucedió, de qué manera actuar psicológica y legalmente. También comparte los testimonios de algunos valientes que decidieron seguir con su vida y disfrutarla.

Prácticas preventivas

Expertos en salud mental y familia dan consejos que, de ponerlos en práctica, funcionarán como cercos alrededor de sus vástagos:

- Exploración. Cree supuestos ficticios a su hijo, sugiere la psicóloga Cinthia Almeida. Dígale: ¿Qué pasaría si el conserje te invita un helado? O si tu primo te da un beso, ¿cómo te sentirías? Adelántese a hechos que lo ponen en peligro, para ir conociendo sus reacciones. Usted aproveche para orientarlo. Así ellos forman pensamientos de prevención y evalúan posibles riesgos.

- Cree ambientes de confianza. Aprenda a escuchar, no solo censure y critique, ellos se sienten entendidos, sugiere Gino Escobar, psicólogo.

- No al saludo con beso. Enséñele a que cuando entre a un lugar salude verbalmente y cuando se despida lo haga de la misma manera. No es necesario el besuqueo, aconseja Marcela López de Rossetto, directora del área de prevención de la fundación Herencia Familiar.

- Crianza llevada al chantaje. “Si haces esto te premio. Si no, te castigo”. Eso le encanta al abusador, menciona López. “El abusador coacciona al niño con algo y utiliza el regalo. El menor no tiene la madurez para discernir entre regalo y chantaje”.

- No sobreproteja. Hacerlo vuelve vulnerable al menor, así no conocerá ni el bien, ni el mal, indica el doctor Samuel Merlano.

- Educación sexual. Enséñele cuáles son sus partes íntimas y llámelas por su nombre, anota Merlano, quien aconseja recordarles que nadie puede tocar esas partes, y que ellos tampoco pueden tocarlas. Con la comunicación y educación sexual asertiva se reducen al 80 % los riesgos.

- Confíe en la intuición del menor. Si el pequeño no se siente cómodo con alguien, preste atención, anota López. “Si a la mascota no le gusta alguien, ponemos distancia. ¿Por qué no hacerlo con nuestros hijos?”, reflexiona.

- Inteligencia emocional. Eso implica aprender a leer las emociones de sus hijos. Si no sabe cómo hacerlo, pase tiempo con ellos, mírelos directamente a los ojos, etc.

De crisis económica a familiar

El sociólogo César Garcés manifiesta que en esta problemática incide el hecho de que los padres trabajan y dejan a sus hijos bajo el cuidado de otras personas, más la revolución tecnológica de la información que trastoca valores, costumbres, conductas individuales y colectivas. Y las manifestaciones de esas crisis son el femicidio, el abuso sexual a menores, etc. Situación que se da no solo en Ecuador sino en toda Latinoamérica. Conviene repensar tres áreas: la educación y sus valores; la justicia, tanto en norma como en práctica; y la familia y sus nuevas realidades. Ser capaces de analizar abiertamente estos temas en casa, barrios, planteles.

Consecuencias

- Perturbación.

- Infecciones de transmisión sexual.

- Embarazos.

- Ideas sobre la familia, pareja, amor, sexualidad se ven afectadas.

- Explotación sexual.

Alerta

Que su hijo o hija presente estas señales no significa que sea vícti-ma de abuso sexual, pero por seguridad busque ayuda.

- Problemas para dormir, pesadillas.

- Conducta retraída.

- Angustia, ansiedad, tristeza profunda. Cambios repentinos de ánimo.

- Temen quedarse solos o con una persona en particular.

- Bajo rendimiento escolar.

- Cambios en sus hábitos alimenticios.

- Escribe o dibuja imágenes atemorizantes o sexuales.

¿Qué hace si ocurre?

Desde la psicología:

Al enterarse mantenga la calma ante el niño, sugiere López. Merlano recalca que los primeros que deben ser atendidos psicológicamente son los progenitores, para exteriorizar emociones y pensamientos. También para que sean prudentes con el lenguaje a usar, que es sanador en el proceso. No recrimine al menor preguntándole “¿por qué fuiste?”, ni lo haga sentir culpable del malestar social que están viviendo. Eso es revictimizarlo y es allí donde se consolida el abuso. Evite verlo a los ojos para que no se estrese. Abrácelo, el amor lo cura todo, y acompáñelo en todo el proceso. En ese estado de amor y confianza podrá contar lo que le pasó. Que lo haga una sola vez y si puede grábelo para que quede como evidencia. Prepárelo para enfrentarse a la Fiscalía, los médicos, etc. Es fundamental que el abusador esté lejos de la víctima. Los padres e hijos deben recibir ayuda profesional.

Acción legal:

Si el hecho es flagrante, es decir si fue descubierto en el momento o dentro de las 24 horas, deberá denunciar en la Fiscalía del Albán Borja. Si no es flagrante (pasaron 24 horas desde su cometimiento), acuda a la Fiscalía de La Merced, explica el abogado Hernán Ulloa, quien sugiere no actuar por cuenta propia, pues implica riesgos, como alertar al abusador (puede escapar), borrar vestigios o indicios del delito. O incluso autoridades, amigos o compañeros pueden encubrir el hecho.

Si sucedió en el plantel:

Si el abuso se cometió en un centro educativo, debe denunciarlo ante las autoridades del mismo. Si estos hacen caso omiso, acuda al Distrito y por último a la Fiscalía, recomienda la abogada Glenda Soriano, presidenta de la UNE.

Recuperación

Esta es posible, pero depende en gran medida de los adultos que protegen al niño. Sin embargo, puntualiza Carlos Cordovilla, psiquiatra infantil, no todo es color de rosa, todo depende “del tipo de abuso, de la duración y de si se produjo de forma continuada o no”, aclara el médico. También influye si el agresor y el agredido son del mismo sexo, pues entonces las repercusiones psicológicas son mayores.

Paola Andrade, activista de ‘Ecuador dice no más’, campaña en contra del abuso sexual a infantes, señala que el proceso de recuperación requiere de tres pasos:

- Duelo: Reconocer el problema y sacarlo de ti.

- Comprensión: Saber que puedo superarlo y manejar la ira. Reformar los conceptos que se tenían. Perder la culpa y vergüenza.

- Empoderamiento: Convertirse en agente de cambio, prevenir y ayudar a otras víctimas. Es como cerrar el círculo y ser ese adulto que se necesitaba cuando eran niños. La víctima debe comprender que fue víctima cuando era niño, y que en sus manos no estuvo evitar el abuso. Tampoco sentir vergüenza. Y si el abusador es parte de la familia, acepte que “usted no rompió la familia sino el abusador cuando cruzó el límite”.

Testimonios

El valor de la vida

Hasta los 28 años rondaron las ideas suicidas en el psicólogo Gino Escobar, quien fue víctima de abuso sexual a los 8 y 11 años. “No lograba perdonarme, porque sentía que tenía que autoprotegerme. Luego del primer abuso no me interesaba tener pareja, el abuso me quitó el sabor de la vida”.

Por eso se hizo boy scout (rescatador de niños), era la forma de que no le suceda otra vez a alguien más. Su transformación inició cuando nació su hijo Kevin. Su vida tomó significado y sabía que no podía amarlo si antes no se amaba a sí mismo... Volvió a ver al niño de antes y se dijo: ‘Tú no te lo buscaste, disfruta la vida porque estás vivo’. “El amor es importante, no te victimiza, construye soluciones cuando ve amenazas, no quiere castigarte. El amor tiene más valor del que le hemos dado”.

Le molesta cuando minimizan el abuso. “Alguien puede agarrarle los genitales a un niño y le cambia la historia de vida”, afirma.

La doble vía del perdón

Ella es la Chichi, personaje de la novela ‘La Trinity’; pero Carolina Ossa no solo es actriz y empresaria, sino una mujer con un testimonio para compartir. A los 6 años fue abusada por su nana. Su padre falleció sin conocerlo y su madre lo supo hace 6 años, cuando se lo contó antes de que lo vea en un programa de TV donde ella misma lo confesó. Dice que callar la llevó al abuso emocional, aquel que ata a las personas y controla su vida.

De niña dibujaba muñecas y lloraba. Sentía que le habían robado algo, pero una voz le decía: “Podrán haber tocado tu parte íntima, pero no pudieron tocar tu inocencia”. Ella hoy sabe que esa voz fue Dios, su sanador, a quien conoció hace 16 años. Él le hizo entender que tenía una vida nueva para ella, sin paranoia... Comprendió que no tenía que juzgar a nadie, y que debía perdonarse a sí misma y a quien lo hizo... Este año se casó, tiene tres hijas y da charlas en su proyecto ‘Clínica del alma’.

Prestando su voz

Ser abusada a los cinco años por varias personas (unas dentro del círculo familiar) no le impidió ser feliz y tener su propia familia, conformada por su esposo Ricardo Vélez (también víctima) y sus tres hijos. Paola Andrade es más que una sobreviviente del abuso sexual a menores. Es la creadora, junto a su cónyuge, de una campaña que presta su voz a quienes no la tienen... Sabe que no puede cambiar el pasado, pero sí su futuro. Por eso se enfoca en empoderar y ayudar a otras víctimas.

En cifras

- 150 millones de mujeres y 73 millones de hombres en el mundo serían los sobrevivientes de estos abusos, según la Organización Mundial de la Salud. Y más de 2’609.876 en el Ecuador.

- 15 % del total de casos de abuso fue denunciado, y 5,3 % sancionado, dice Unicef.

- 5 a 7 años sería la sanción para un abusador de menores de 14 años o persona con discapacidad, y de 7 a 10 años si la víctima es menor de 6 años. Por violación, de 19 a 22 años.

- 882 casos de abuso, acoso o violación fueron reportados entre 2014 y 2017; 321 fueron cometidos por personas externas al sistema y 561 por personas vinculadas al sistema educativo.