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El agobiante desafío de los padres con la educación virtual

Quieren la pronta reanudación de las clases presenciales. La realidad ha conllevado a que deben estar pendientes a la par de los quehaceres del hogar.

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En junio de 2021 el COE Nacional aprobó el plan piloto para que 1.301 centros educativos activen el retorno progresivo y voluntario a clases.René Fraga

El 13 de mazo se cumplen dos años de la educación virtual en Ecuador por la pandemia de la COVID-19. Este método para educación de los menores ha dejado a la luz varios problemas en quienes no tienen los recursos tecnológicos y económicos para acceder, pero también ha marcado la vida de aquellos que sí los tienen.

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Alexandra Bethancourt es madre de dos menores de primaria que estudian en la unidad educativa Erwin Schrödinger en Tumbaco, ella es una de las centenas de madres que no ve la hora en que se reanuden las clases presenciales, por el agotamiento que representa lidiar con la educación virtual, sobre todo con su hijo más pequeño que tuvo que iniciar su proceso inicial de aprender a leer y escribir. “A mí como madre me toca estar sentada las seis horas de clases junto a él. Ha sido un proceso duro, porque debo estar pendientes de los quehaceres propios del hogar a la vez”, cuenta la señora Bethancourt, quien, además, tuvo que dejar su trabajo de ocho años por dedicarse a sus dos hijos por completo, sobre todo, por el tema de la educación virtual.

Los padres deben repartir la carga con otros familiares. Si hay algún tío o hermano mayor, también pueden colaborar y así reducir los niveles de ansiedad e incluso de cuestionamientos al rol de padres.

Jean Carlos Martínez, psicólogo clínico 

Un parecido escenario vive Verónica Noguera, ella quiere que ya se habiliten las clases presenciales, no tiene miedo de los contagios de COVID-19, porque asegura que se ha encargado, durante todo este tiempo, de enseñarle a su pequeño las normas de bioseguridad. Ella está consciente de que vivimos en tiempo de una pandemia, pero que tampoco “se puede vivir en una burbuja” cuando se intenta desde algunos sectores retomar las actividades bajo la nueva realidad.

“Quisiera que el día tenga 26 horas. El tiempo no me alcanza y no puedo salir a hacer trámites. En el día debo ser mamá, profesora, ama de casa, estar pendiente de la comida, en fin, es agotador. Quiero que ya se reanuden las clases presenciales”, revela Verónica.

No todos los escenarios son iguales. Dennisse Bravo tiene a sus pequeños en primaria y en educación virtual en su casa, donde tienen la comodidad para recibir sus clases, pese a que es una emprendedora y debe organizar su tiempo para cumplir con el día a día, le preocupa el tener que regresar a las actividades presenciales en la escuela por temor a contagios, aunque en casa debe estar pendiente de “que no se distraigan o se ponga a jugar” durante la jornada.

“Se deben plantear otras rutinas para los padres que están a cargo de los niños en la educación virtual. Tíos y hermanos deben ayudar para reducir la presión y tensión que las mamitas tienen, me refiero a las madres, porque son las que más tiempo dedican a las clases de los niños”, explica el psicólogo Jean Carlos Martínez. Sostiene que se debe pensar a nivel general en lo complicado que puede llegar a ser la educación telemática, porque no solo afecta a la socialización de los menores, sino que sus madres o personas a cargo llevan un peso adicional.

Quiero que ya se reanuden las clases presenciales. Nosotros como padres debemos enseñarles a los niños a desenvolverse bajo esta nueva normalidad. No podemos inculcarles el miedo.

Verónica Noguera, madre de familia
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En Guayaquil las voces de los padres de familia tienen varios matices. Por ejemplo, Steph Carrera Peña coincide con las madres de familia que esperan que en este año 2022, los niños y niñas del país puedan volver a las aulas de manera inmediata y segura.

Steph, madre de Luciana, de 8 años, asegura que es importante que la menor vuelva a las aulas porque “a mi hija le afecta mucho el hecho de no tener la responsabilidad de levantarse temprano, ponerse su uniforme y saber que dentro del aula debe atender lo que dice su profesora. Ella necesita formar su disciplina, pero por Zoom eso es casi imposible. Se desconcentra, ya sea porque yo hago ruido mientras cocino o por su hermana menor, quien suele estar en la misma habitación jugando”.

Por su lado, Lissette Bastidas, madre de Isabella, discrepa. Para ella, su hija de 8 años no podría mantener las medidas de bioseguridad mientras juega o comparte con sus compañeras de clase. Asegura que mientras las cifras de contagios no disminuyan, ella prefiere que la menor reciba clases desde casa.

“El ciclo escolar ya casi termina en Guayaquil, creo que no es necesario retomar la presencialidad. Sobre todo ahora que hay niños que a causa del virus están internados en los hospitales. Es verdad que deben volver, pero ahora no es el momento, quizá el próximo año lectivo cuando no haya tantos contagios”, expresó la madre de Isabella, quien lleva casi 2 años en la educación virtual.

A escala nacional hasta el 20 de enero, 1’359.13 estudiantes retornaron a clases presenciales y semipresenciales en los más de 11 mil centros educativos autorizados. En el régimen Costa se cuentan 564.079 alumnos y en la Sierra - Amazonía, otros 795.054.