Quito

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Arreglos. Los policías también colaboraron en el arreglo de las fachadas.Gustavo Guamán

La Floresta une fuerzas para recuperar los espacios públicos

Este barrio del centro norte de Quito se unió con la Policía Nacional para ejecutar este proyecto. Que la seguridad retorne al barrio es la consigna

La unión hace la fuerza, dice un antiguo adagio popular. Y los moradores del barrio La Floresta, en el centro norte de Quito, hicieron eco del mismo y junto a la Policía Nacional sumaron esfuerzos para recuperar los espacios públicos del sector y, de paso, hacer a un lado a la inseguridad y delincuencia.

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María Augusta Katz, coordinadora barrial en defensa de La Floresta, dijo que este proyecto lo emprendieron con las autoridades hace dos meses y que ya empezó a dar frutos.

Tras dejar de lado las revanchas y pugnas entre vecinos optaron por unirse para enfrentar la ola de robos que se han reportado en el sector, desde hace tres años por lo menos.

“Arrancamos con una jornada de seguridad con los vecinos para pintar las paredes grafiteadas y colocar pancartas disuasivas en puntos estratégicos. Esto nos ayuda a que en el barrio haya un ambiente de protección porque son espacios públicos recuperados”, añadió.

Para esta labor, utilizaron botes de pintura, brochas, rodillos, baldes, lijas y otros utensilios que fueron donados por la misma comunidad, mientras que las pancartas con mensajes preventivos y de alerta fueron donadas por la Policía del circuito La Mariscal.

Este populoso y tradicional barrio de Quito cuenta con cerca de 9.000 residentes y más de 12.000 personas que llegan en calidad de población flotante. Según los índices delictivos, el robo a personas bajo la modalidad de arranche, ya sea a pie o a bordo de motocicletas es el número uno en la tabla de estadísticas.

El consumo excesivo de alcohol, la presencia de libadores en plazas, parques y calles secundarias inhóspitas, así como el consumo de sustancias ilícitas son otros problemas que acentúan la sensación de inseguridad.

La Floresta unida
Unidos. Los vecinos se apoyaron en lo que tuvieron para sumarseGustavo Guamán

Al respecto, el capitán Carlos Mosquera, jefe subrogante del circuito La Mariscal, mencionó que para atenuar estos malestares instalaron en toda La Floresta, tres carpas de apoyo y auxilio inmediato, las mismas que atienden la mayor parte del día y a esto se suma el patrullaje a pie, en motos o vehículos, durante las 24 horas del día.

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El oficial manifestó que esta campaña solo es el inicio de un proceso donde buscan ver involucrada a la ciudadanía con su barrio, ya que la seguridad no solo se consigue con presencia policial, sino también con la recuperación de los sitios abandonados como parques, plazas, predios y también la colocación de luminarias.

“Se pondrán 23 pancartas en total y en las próximas semanas también pintaremos las paredes de otras calles. Este barrio es muy unido y eso facilita las cosas. Nosotros realizamos rondas continuas, pero también es de gran ayuda cuando la comunidad nos reporta las novedades en los chats comunitarios. Hemos retirado a personas en actitud sospechosa, vehículos de igual manera. Los predios abandonados son otra complicación. En toda la zona tenemos cinco y ya estamos coordinando con el Municipio para que nos ayude contactando a los dueños o viendo otra solución”, expuso Mosquera.

La instalación de alarmas comunitarias en cada cuadra es otra acción que se desarrollará en los posteriores días, anunció el oficial.

Segundo Iza, uno de los residentes más antiguos del barrio, se sumó a este proyecto, pero hizo hincapié en que necesitan más apoyo para evitar a los libadores que, a cualquier hora del día aparecen en plazas, parques o en las calles más alejadas y próximas al mirador de Guápulo para amontonarse y empezar con el desorden.

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En un recorrido que hizo el equipo de EXPRESO se encontró a dos grupos de ellos, a las 10:00. El primero se situó en la plaza del redondel de las calles Ladrón de Guevara y Coruña.

El segundo estuvo en el fondo de la calle Guipuzcoa, cerca del conocido mirador. Ante la presencia de agentes policiales tomaron las botellas de licor artesanal y se marcharon sin rumbo conocido.

libadores
Libadores. Su presencia salta a la luz del día, en diferentes puntos.René Fraga

“Cuando era una zona residencial estábamos bien, hasta que se volvió comercial. Cada fin de semana hay escándalos en la vía pública y al menos una vez en el día se escucha de un arranche de celulares, más que nada a los estudiantes. Aquí se cierran los negocios a las 21:00 y antes lo hacíamos a la medianoche”, contó Iza.

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Pero la venta de sustancias sujetas a fiscalización es otro malestar con el que deben lidiar estos habitantes. Las zonas identificadas y donde ya se han hecho operativos, incluso con decomisos en las calles Mena y Caamaño, así como la Andalucía. Solo en marzo, la policía decomisó 4 kilos de droga y una gran cantidad de litros de alcohol, entre artesanal y con registro sanitario.

Pero José Luge, quien tiene su vivienda sobre la calle Sevilla, dice que la sensación de inseguridad sí se ha reducido desde hace unos dos meses, cuando la policía realizó más rondas y tras la colocación del botón de pánico en su domicilio.

“A través de esto se ha podido avisar cuando hay gente bebiendo. Llegan de inmediato. Es una gran ayuda. Esperamos que no cambie esto y que podamos seguir recuperando más sitios que están botados, como la misma plazoleta que está en la cúspide de La Floresta. Necesitamos volver a ser lo que ya fuimos. Un barrio tranquilo”.

Desde las autoridades se informó que para aquellos barrios que busquen seguir este ejemplo, el primer paso es conformar una organización barrial para definir con cuántas personas contarán para realizar estas mingas. Luego, coordinar con el oficial a cargo del circuito al que pertenece el sector para establecer el proyecto de intervención y definir las acciones que ayudarán a recuperar la seguridad.