
Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit en Quito: el legado jesuita que se renueva
A casi cien años de su creación, el espacio se renueva para transformar su vínculo con la comunidad
Al norte de Quito, en la tranquila localidad de Cotocollao, se erige una señorial casona rodeada de amplios jardines. Su fachada sobria y el silencio que la envuelve han llevado a muchos vecinos a pensar que se trata de un monasterio. Pocos saben que en su interior se custodia uno de los mayores patrimonios culturales del país: la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit (BEAEP). Allí se conservan siglos de documentos, libros, artefactos y obras de arte que narran la memoria del Ecuador.
No siempre fue inaccesible. Fundada en 1929 por el sacerdote jesuita Aurelio Espinosa Pólit, la biblioteca se consolidó como un referente de conservación y difusión cultural. Como explica Ricardo Gutiérrez, director del centro: “La Compañía de Jesús tiene una misión de servicio, y desde su creación, hace casi cien años, la idea siempre fue que este espacio fuera de aprovechamiento para la gente, para los estudiantes”.
Sin embargo, el paso del tiempo, la reducción presupuestaria y la pandemia limitaron esta relación, generando la percepción de un espacio reservado solo para académicos.
Hoy, la biblioteca atraviesa un proceso de reinvención con el objetivo de abrir sus puertas a todos. Para comprender mejor a la comunidad, se realizó un mapeo de públicos que reveló que muchos vecinos del norte de Quito desconocían la labor del centro. La nueva estrategia apunta a que la BEAEP no solo sea un espacio de investigación, sino también un lugar para el disfrute cultural y el aprendizaje experiencial. Un primer acercamiento se concretó con un recorrido especial por el Día de la Amazonía, en el que los visitantes pudieron interactuar con textos históricos complejos, como Cumandá, gracias a la mediación educativa:
“La experiencia permitió que los visitantes comprendieran la relevancia de estos textos históricos y se motivaran a interactuar con ellos, no solo a través de la lectura digital, sino en vivo, en el espacio mismo de la biblioteca”, narra el director.

Una apuesta por la comunidad
El éxito de estas iniciativas dio paso a la creación de una agenda cultural diversa. La biblioteca planea ofrecer recorridos especializados por los fondos antiguos, conciertos, conversatorios, talleres familiares, ferias y actividades gastronómicas. También se prevé que las personas puedan vivir experiencias únicas, como celebrar su cumpleaños consultando periódicos del día en que nacieron.
Y es que la BEAEP cuenta con más de 500 mil archivos, la hemeroteca más antigua del país y una amplia colección de mapas que abarcan desde los siglos XVIII y XIX. Su relevancia trasciende lo académico: conserva también el manuscrito original del Himno Nacional y la pila donde fue bautizado Eloy Alfaro.
La apuesta se consolidará en octubre y noviembre con las primeras actividades, entre ellas una muestra detallada sobre la apuesta académica y científica del gobierno de Gabriel García Moreno. Esta exposición, que lleva meses en investigación, abordará políticas de salud pública, la creación del Observatorio Astronómico de Quito y otras iniciativas de modernización del país. Según Gutiérrez, la propuesta se aleja de su polémico magnicidio y busca ofrecer nuevas miradas sobre sus archivos:
“Queremos que la gente viva experiencias significativas: desde consultar un libro hasta asistir a un concierto o explorar una exposición temporal que no se parezca a nada de lo que ya han visto. Que se maravillen y deseen volver, trayendo a más personas. Nuestra meta es que el legado jesuita reviva a través de la experiencia directa de la gente”, indica.
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