Repensar el toque de queda
El Gobierno debe buscar alternativas más viables que permitan por un lado combatir la crisis de seguridad y por otro impulsar la economía. Es posible hacerlo, pero con un plan integral
Ni en los momentos más duros de la pandemia por la COVID-19, las declaratorias de los estados de excepción y los toques de queda fueron tan tajantes como el actual con los negocios, entre ellos los esenciales, porque se permitió el servicio a domicilio. No se pueden repetir los errores que provoquen el colapso de la economía.
Aunque las circunstancias son diferentes, y en ambos casos se lucha contra enemigos invisibles, las estrategias deben ser diseñadas y ejecutadas con la menor afectación económica y el máximo resultado en la lucha contra el crimen organizado y los corruptos que intentan aprovecharse de la situación para robarle al Estado.
Lo cuestionable no es el toque de queda, sino el horario de inicio (21:00) en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas, porque merma los ingresos de los negocios y en algunos casos los obliga a un cierre definitivo. El sector turístico no logra levantar cabeza porque si la pandemia los golpeó, la inseguridad los está sepultando. Las pérdidas del pasado feriado dejaron las cuentas en rojo.
El Gobierno debe buscar alternativas más viables que permitan por un lado combatir la crisis de seguridad y por otro impulsar la economía. Es posible hacerlo, pero con un plan integral.