Editoriales

No hay soluciones mágicas

Es el umbral del ciclo depresivo y representa la potencial pérdida del 10 % o más del PIB.

Ni tampoco, entre las soluciones, las hay de las mañosas. El daño a la economía ecuatoriana ya está hecho. Estaba consumado antes de la pandemia y hoy enfrentamos una pérdida masiva de producción impulsada, entre otras razones, por la manifiesta incapacidad del Gobierno de entender el impacto que sus medidas restrictivas le han ocasionado, y le siguen ocasionando, a la producción y al empleo.

El fisco lo sentirá en carne propia cuando experimente la caída de hasta una tercera parte de las recaudaciones de impuestos porque los contribuyentes se han desvanecido. Es el umbral del ciclo depresivo y representa la potencial pérdida del 10 % o más del PIB. Enfrentado por una estructura de gastos inflexible y comprometida, a menos que tome las medidas que en otro momento hemos sugerido, el Gobierno afrontará una situación de insolvencia, sin recursos de crédito público, huérfano de apoyo político, y vedado de recurrir a más impuestos.

Es un camino largo y artero el que queda por delante. Ni siquiera el petróleo de $100, que no existirá, lo solucionaría. Solamente lo hará, en el tiempo debido y lo repetimos, contar con la arquitectura de una política económica sensata que cambie el paradigma del Estado ecuatoriano.