El hábito del atraco al Estado

"...a sabiendas de que los cambios de hábito toman muchos años en el tiempo histórico, es obligatorio perseverar en intentarlo"

Entender los recursos de la nación como material sujeto de apropiación por parte de quienes llegan a manejar fondos del Estado, dicen los cínicos que deriva de la denominación de fondos públicos con que también se los conoce. Viejo defecto de la condición humana, es obligatorio insistir en repudiarlo y sancionarlo en ánimo de reducir su incidencia en las finanzas nacionales y recuperar algo de ética pública. El problema mayor al respecto es que en los siglos pasados se daba por excepción y ahora es excepcional el funcionario honrado y capaz, que el deficiente también le roba al Estado.

Por ello, a sabiendas de que los cambios de hábito toman muchos años en el tiempo histórico, es obligatorio perseverar en intentarlo.

Montalvo en Las Catilinarias, hace más de ciento cuarenta años predicaba: “El legislador no dice: no robarás a tu padre ni a tu madre; no robarás a tu hermano; no robarás a tu prójimo; dice: no robarás, esto es, no robarás a nadie, ni a tu padre ni a tu madre, ni a tu prójimo, ni al Estado. Robar a la nación es robar a todos; el que le roba es dos, cuatro, diez veces ladrón… Todos son contribuyentes del Estado, a todos roban y todos deben perseguirlo por derecho propio y por derecho público”.

Bueno fuese que estos textos se estudiaran en los colegio y en universidades.