Editorial: Resistencia civil contra la extorsión y el secuestro

La sociedad civil debe dejar la queja e implementar estrategias de defensa a través de sus gremios y asociaciones

La delincuencia ya no permite la vida normal de las personas ni el funcionamiento de los comercios e industrias. Empresas, empredimientos, oficios y trabajos son afectados por la extorsión y la violencia. Los más perjudicados son quienes cuentan con menos recursos económicos y por ello menor capacidad para blindarse o protegerse. Ante el avance incontenible, inmisericorde y descontrolado de las vacunas y secuestros, que impide a la población desenvolverse libremente e incluso producir; y frente a la realidad de un Estado inerte e incompetente, ha llegado la hora de que la sociedad civil reaccione y se organice. Tiene que dejar la pasividad y el egoísmo, y actuar unida y valientemente. En un asalto en un bus, por ejemplo, todos los pasajeros levantarse contra el delincuente. Ante un robo o ‘vacunación’ en el vecindario, no hacer oídos sordos, sino dar una respuesta comunitaria contundente, con un protocolo previamente establecido y la participación de todos los habitantes del barrio. Es el momento de dejar la queja inútil y pasar a implementar estrategias de defensa, a través de gremios y asociaciones de industriales, profesionales, académicas, etc. para, con un esfuerzo privado, y ejerciendo presión en las autoridades, ver cambios tangibles e inmediatos que detengan el auge delincuencial y permitan retomar el quehacer productivo diario y recuperar la vida en libertad de la ciudadanía.