Editorial: La mirada en la Judicatura

Este es el Consejo que regirá en el país durante los próximos seis años, siempre que alguno no sea cesado anticipadamente

No hay que ser adivino para saber lo que se estaba planeando. Las piezas estaban ahí, solo había que unirlas. Este Diario las unió y sucedió lo que anunciamos: la administración de justicia está en manos de afines e incondicionales al Gobierno Nacional. Por más discursos rimbombantes sobre la independencia de sus miembros, la actuación de este Consejo de la Judicatura siempre caerá en el saco de la duda, hasta que no demuestren su verdadera independencia.

Sin embargo, no queda otro camino que asumir la realidad. Este es el Consejo que regirá en el país durante los próximos seis años, siempre que alguno de sus integrantes no sea cesado anticipadamente por algún acto de corrupción. En Ecuador todo puede pasar. Y de ellos se espera por lo menos que trabajen en lo urgente y pendiente: la elección de los jueces de la Corte Nacional de Justicia, la designación de los jueces constitucionales -producto de un mandato del pueblo en las urnas-, la selección de los jueces provinciales que son tan necesarios para el despacho ágil de varias causas represadas, y en la tan manoseada independencia judicial.

Es lo mínimo que pueden hacer, no solo para devengar un salario, sino por un poco de civismo y respeto a quienes pagan sus sueldos con los impuestos.