Editorial: Depuración urgente

Solo con agentes de tránsito íntegros y comprometidos con su labor se podrá restaurar la confianza de los ciudadanos

La depuración de los miembros de las agencias municipales de tránsito en todo el país debe llevarse a cabo de manera inmediata y generalizada. No es suficiente con centrarse solo en las ciudades donde ya se ha detectado la infiltración de mafias criminales, como Guayaquil, Durán y Manta; la corrupción en las fuerzas del orden, especialmente en áreas tan sensibles como el tránsito, está generando un daño sistémico en la seguridad de la ciudadanía. En este sentido, es fundamental reconocer que la presencia de agentes de tránsito corruptos en las calles no solo pone en riesgo la estabilidad de la ley, sino que también permite y favorece la comisión de otros crímenes como robos, asaltos y extorsiones.

La depuración de los cuerpos de tránsito no puede ser una tarea de excepción, sino una prioridad nacional. La limpieza de estas instituciones debe ser profunda, sin excepciones y que el proceso de selección y capacitación de nuevos agentes de tránsito se base en estándares rigurosos que prioricen la integridad, el compromiso con la ley y la seguridad de la población.

Si no actuamos de manera decidida y urgente, el ciclo de corrupción y criminalidad en las calles se perpetuará, dejando a los ciudadanos expuestos a nuevos riesgos y a una creciente desconfianza en las instituciones encargadas de velar por su bienestar.