Descontrol vial
La carencia de señalética y de una correcta ampliación vial se ha convertido en un aliado para la extorsión en las carreteras
La estrechez y la falta de señalética en las carreteras, como la Durán-Tambo o la Milagro-Naranjito, son aprovechadas por agentes de tránsito para extorsionar a conductores distraídos, con amenazas de multas por infracciones no cometidas.
Los vigilantes deben velar por el orden del flujo vehicular y peatonal en las vías públicas por medio de funciones preventivas, de asistencia técnica, de vigilancia y control de cumplimiento de las normas de tránsito y transporte, y no para mejorar sus finanzas personales por vías contrarias a la ley.
La mala y a veces inexistente señalización vial, que impide saber los límites de velocidad, si se ingresa a zona escolar o se aproximan curvas pronunciadas, ayuda a camuflar la corrupción existente, que aumentan en las vías durante los fines de semana o feriados. Los conductores, que utilizan ciertas vías con frecuencia, ante esta situación han creado sus propios códigos de comunicación con sus pares, para anunciar con señales de luces la presencia de radares sin advertencia o de vigilantes en la ruta.
Urge la moralización de los cuerpos de seguridad, fuertemente cuestionados por acciones que les hacen perder credibilidad y que incrementan el rechazo de la población.