Castigo a los corruptos
Las declaraciones de un sentenciado por corrupción no cambian la realidad de los procesos judiciales ni la ineficacia del aparato judicial para castigar a los corruptos y recuperar el dinero robado
La comparecencia del sentenciado exministro de Hidrocarburos en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea no cambia ni los procesos judiciales en su contra ni de sus compinches, ni las sentencias anuladas por altos tribunales por no respetar el debido proceso y el derecho a la defensa de los procesados y penalizados.
La realidad del Ecuador es que una red de corrupción al más alto nivel, que aún está enquistada en los negocios petroleros, le ha robado miles de millones de dólares al Estado y la Justicia ha hecho poco para ponerlos bajo las rejas, aún teniendo el aporte de investigaciones judiciales de los Estados Unidos.
Para gran parte de los ecuatorianos, ha quedado demostrado que los expresidente y vicepresidente de la República, y excontralor y exfiscal del Estado, sabían del entramado de corrupción creado para apoderarse sistemáticamente del dinero de los ecuatorianos, a través de la compra de combustibles y la venta de crudo a China y Tailandia.
Lo que la fiscal general y los jueces que llevan los casos tienen ahora que hacer es refundir en las cárceles a los ladrones de cuello blanco, que le han arrebatado el bienestar a los ciudadanos, y recuperar los recursos robados, que están en cuentas bancarias en el exterior. No hacerlo, es fallarle a los ecuatorianos.