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Furia de Nebrija. Coraje de Bello

Avatar del Willington Paredes

Yo solo cuento lo que dijeron y expresaron en ese diálogo imaginado y ficticio. Ustedes pensarán y dirán que no dejan de tener razón porque…

Caminando por la calle América, en Quito, encontré a don Antonio Nebrija, autor de la primera Gramática de la lengua castellana (1492), de cinco libros y 55 capítulos, enfurecido y colérico. Preguntó dónde queda la intendencia y comisaría de la gramática, la lengua, el buen hablar y escribir. Quería denunciar, pues no era posible que luego del esfuerzo de años, la gramática y la lengua castellanas sean vapuleadas por la pasión-delirio del sexismo idiomático. En universidad y Asamblea escuchó que no podía decir amarillo, azul y rojo. Pues no debía discriminar. Debía decir: amarilla, azula, roja. Se enfureció más. No podía creer cuánto y cómo se atropellaba su idioma. Le pedí calma, pues su corazón(a) podía sufrir un infarto (a). Expresó: me doy por vencido. Ya no entiendo nada, nada. El idioma de Cervantes lo han vapuleado. Ya no diremos El Quijote sino La Quijota. Enfureció más. No se tranquilizaba. Lo vivido, escuchado y leído le podía producir pesadillas. Se alejó histérico y refunfuñando.

En Guayaquil, Malecón y Olmedo, hablé con Andrés Bello, autor de la Gramática de la lengua castellana (1847). Visitaba a su amigo. Lo increpó por no decir nada ni escribir algo en El Patriota, para rechazar la feminización lingüística. El político-poeta guayaquileño dijo: “no puedo hacer nada. Es la moda actual”. Bello respondió: “tú que has defendido la libertad no dejes que el libertinaje idiomático avance. Dile a los guayacos que no caigan en este juego”.

En la Bahía encontré, furiosos, a los autores anónimos del Diccionario del Habla Guayaca, pues ahora deberían decir: mana aviona, ponta onsa, culilla, novela culebrona, manicha, cabla pelada, etc. Aquí no entra essa nota. No jodan con esa vaina. Habla sserio man. Esfúmate loco. Dejé estas notas en Expreso. Vi a todos furiosos. Vamos mal. Señalaron que la feminización del lenguaje lleva al travestismo idiomático. Y opinaron que eso daña el idioma, la gramática y el habla popular. Siguieron estupefactos y furiosos. Nebrija, Bello y la masa exigían que exista la intendencia y comisaría del idioma y del habla popular.

Yo solo cuento lo que dijeron y expresaron en ese diálogo imaginado y ficticio. Ustedes pensarán y dirán que no dejan de tener razón porque…