¿Qué pienso de las votaciones?

Este 5 de febrero nos toca votar, no solo porque es nuestro deber cívico sino también porque las multas están altas.
La verdad no es que le tengo extrema fe a nuestro sistema político o a nuestros candidatos, pero entiendo también que el pesimismo no nos llevará hacia ningún cambio. Cada candidato tiene ideas que quieren implementar si son elegidos. No todos los planes integrales me parecen buenos, pero eso también es algo subjetivo en el sentido de que cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestro entorno, encontramos diferentes puntos esenciales para mejorar nuestro país.
En mi opinión el problema más prominente es la inseguridad. No hay nada más que decir. No hay nada más importante que eso, solucionar el problema de la inseguridad. Sea la competencia del Gobierno Nacional o no, ya recae en los futuros delegados provinciales para encontrar alguna solución efectiva.
Mi pasión recae en la salud. Pienso que con acceso a salud integral y a una buena alimentación podemos cambiar la vida de los ecuatorianos. Eso sí, con programas reales, hechos por expertos que entienden que una canasta no es un plan efectivo.
Creo que como yo hay muchos jóvenes que están tratando (en su propia rama) de crear cambios que verdaderamente impacten el país. ¿Estaré de acuerdo con todas las decisiones que puede un delegado tomar durante su tiempo electo? Probablemente no, pero hay que elegir.
No podemos darnos al olvido porque “todos son ratas”, o “todos hacen lo mismo”. Entonces, ¿cuál es la solución, anarquía total?
Siento que a veces a los ecuatorianos nos encanta ahogarnos en el resentimiento. Creado sí por años de corrupción y probablemente justificada, pero, ¿cómo avanzamos si no creemos en nadie?
Este 5 de febrero nos toca votar, no solo porque es nuestro deber cívico sino también porque las multas están altas.
Usemos esta oportunidad y votemos inteligentemente. Votemos por delegados que velen por el bienestar de la comunidad, no solo el personal.