¿Qué nos enseña Jamil?

Definitivamente se nota que necesitamos más gente preparada académicamente hablando en el país, en todos los ámbitos de la vida.
Yo la verdad no soy fan de Masterchef, en general no veo mucha televisión. No tengo nada en contra del show, es más, me parece muy bueno. Pero la semana pasada me vi envuelta en el último episodio. Mi columna la verdad no va dirigida al programa, sino a un comentario que me impactó.
Mientras Jamil cocinaba, una de las competidoras (que no estaba participando en la eliminatoria) comentó: “me encantaría ver a Jamil una semana sin su empleada”. Me impactó ese comentario, no solo por lo poco relevante que es para una competencia de cocina, sino porque tuvo la intención de minimizar el esfuerzo de otro participante.
Me pregunto: ¿sabrá ella quién es Jamil en realidad? ¿Sabrá que viene de una de las familias más buenas y acogedoras que he tenido el privilegio de conocer? Que siempre cocinan unos banquetes espectaculares desde que tengo uso de razón (cocinados por ellos, no por el personal de servicio). Que mientras estudiaba fuera del país él no tuvo una “empleada” que haga las cosas por él. Que sabe el privilegio culinario que tiene al ser mitad libanés, mitad mexicano.
Pero ese comentario sobrepasa a Jamil y engloba un sentimiento de muchos en Ecuador. Lo que importa es lo que tú hagas con ese privilegio, y que lo uses para bien. Si tienes la oportunidad de absorber diferentes culturas y experiencias, pues en buena hora. Dejemos de minimizar el esfuerzo de individuos solo porque no te ves reflejado en esa persona. ¿Qué sería más cómodo: fingir calamidades para así sentirse merecedor del cariño de los espectadores?
Esta misma dinámica la observé en los debates de estas semanas. Por falta de inteligencia emocional el debate de candidatos parecía más un encuentro de exparejas que una plataforma donde se analizan propuestas políticas.
Entiendo la frustración y posible descontento que tengan los candidatos con los delegados elegidos anteriormente, pero llegar al punto de no hacer preguntas y portarse como niños malcriados, habla mucho de quiénes son ellos.
Definitivamente se nota que necesitamos más gente preparada académicamente hablando en el país, en todos los ámbitos de la vida.