Rosa Torres: El túnel de la política

Hay teorías científicas de cómo construir túneles del tiempo, pero hasta ahora ningún ser humano ha podido construirlos
No hay sondeo de opinión que pueda indicar en este momento qué candidato ganará las elecciones presidenciales del próximo 13 de abril ni cuál será la situación del país en el 2027, dependiendo de quién acceda al poder en mayo de este año. Tampoco lo saben Luisa González y Daniel Noboa, aunque diariamente sus equipos de campaña midan la intención de voto de los ecuatorianos a través de encuestas, y ellos mismos se autodeclaren triunfadores y aseguren que tienen claro lo que van a hacer con el país durante su mandato. Primero deben mostrar sus planes de gobierno, pero no lo han hecho.
Los periodistas, ni siquiera aquellos que incursionaron en la arena política y después volvieron al área de la comunicación sin resquemor, tienen la capacidad para adivinar el futuro ni atravesar túneles del tiempo para advertir lo que ocurrirá en los próximos dos años.
Ojalá hubiese habido un túnel del tiempo para haber estado preparados para enfrentar la pandemia del coronavirus en el 2020. Ojalá hubiese un túnel del tiempo para saber cómo acabar con las mafias que se quedan con el dinero del sistema de salud. Ojalá hubiese la capacidad científica de construir un túnel del tiempo para acabar con la inseguridad y la corrupción, que frenan el tan anhelado desarrollo económico que necesita el país.
Los periodistas no somos profetas, como el célebre astrólogo y boticario Nostradamus; no tenemos bolas de cristal para adivinar el futuro, ni podemos diseñar y peor construir túneles del tiempo pasa asegurar qué pasará si gana Luisa González o Daniel Noboa.
Lo que los periodistas sí podemos hacer es analizar acciones de los personajes y diseñar escenarios posibles o hipótesis con base en hechos concretos. Ni siquiera se puede diseñar estos escenarios con las declaraciones públicas de los candidatos porque aquellas no siempre reflejan su sentir real.
Pero hacerlo en estos momentos, con los dos candidatos finalistas, a semanas del inicio de la campaña electoral, es entrar en el juego político de la contienda electoral, que va en contra del código de ética que rige la profesión. Y eso desdibuja la labor comunicacional de cualquiera que se crea periodista. Hacer política no es periodismo.