Premium

A la casa del ritmo

Avatar del Roberto López

Desesperados por el bloqueo que impide llevar el pan a su mesa a 5’800.000 ecuatorianos, todos queremos ver cómo el presidente le pone punto final a esto y los manda allá, “donde todo era conga y bongó”. Es decir, a la casa… del ritmo.

Pero en su entrevista con Carlos Vera el presidente nos dio una lección de sensatez: antes va a dar todos los pasos necesarios para que -cuando llegue el momento- sea evidente ante la faz del mundo que no tuvo otro camino. Está claro -eso sí-que no le temblará el pulso. La causal ya existe. El “templo del saber” se la puso en bandeja cuando “devolvió” la ley, pues la Constitución solo les permite “aprobarla, modificarla o negarla”. Se arrogaron funciones que no tienen.

Aunque por 30 monedas de plata Judas dijo lo que dijo, en general los abogados sabemos que no hay nada más fácil de probar que la arrogación de funciones: si aquí dice que solo puedo hacer esto y yo hago lo contrario, la causal se configura. Así que el presidente tiene el motivo para disolverlos. Pero no lo hará, hasta cuando se encuentre claro que no le queda otra opción. Lo gracioso es el aparente ataque de cordura del que hizo gala nuestra masajeada representante de la Amazonía al “tender la mano”. Solo es ‘show’ para ganar tiempo mientras tramita bajo la mesa los indultos de los “honestos” roedores.

Ella es de las que cava su propia tumba. Además de hacer el ridículo (el presidente ya demostró que ha pagado 588 millones de dólares de impuestos) sigue arrogándose funciones que no tiene al tramitar la inoficiosa investigación de los Pandora papers de forma inconstitucional: la Comisión que lleva a cabo la investigación no tiene entre sus competencias conocer asuntos concernientes a indagaciones internacionales sobre inversiones en paraísos fiscales. Solo resta agradecerle, pues resultará más fácil obtener el dictamen favorable de la Corte Constitucional por arrogación de funciones, cuando el presidente decida disolverlos. Encima planean irse otra vez de masajeada y ‘spa’ con el billete del pueblo ecuatoriano.

Sigan. Sigan nomás. Ya mismo se les acaba.