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Modesto Gerardo Apolo | El baile político de la silla

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En el baile de la silla la oportunidad de los tiempos en la política es vital

Los gobiernos del presidente Noboa y del expresidente Lasso son similares en sus inicios, pactando a nombre de la gobernabilidad.

En el caso de Lasso, cediendo a Pachakutik la presidencia de la Asamblea. En el de Noboa, cediendo la presidencia de la Asamblea al PSC y el manejo de las comisiones de Fiscalización, Justicia y Estructura del Estado al correísmo.

En el caso de Lasso, pese a haber cedido en todo, jamás logró la gobernabilidad.

Similar situación, actualmente, a la del presidente Noboa, que sin posesionarse aún, cedió a RC5 y PSC gran parte de las comisiones más importantes de la Asamblea, dando la sensación de un ejecutivo cautivo.

En ambos casos los pactos causaron la sensación de traición en el pueblo, hastiado de la corrupción, descaro e impunidad del correísmo. Así, el juego político se parece al baile de la silla. En ambos casos la silla del poder es codiciada, pero su baile puede ser implacable cuando el gobernante, en su gestión, cede constantemente. 

En el baile de la silla los participantes compiten por un asiento cuando suena la música; un gobernante al ceder con cada presión o demanda corre el riesgo de quedarse sin apoyo cuando la música política se detenga.

El gobernante que cede en exceso, por complacencia o debilidad, puede quedarse sin apoyo político para mantenerse en el poder, ya que al revelar sus debilidades, los rivales las aprovechan para tomar su lugar en la ‘silla’ del liderazgo. Un líder que cede frecuentemente se vuelve vulnerable a desafíos internos y externos.

En el baile de la silla la oportunidad de los tiempos en la política es vital. Un gobernante que cede prematuramente puede perder la oportunidad de implementar políticas efectivas, mas aquel que espera demasiado puede quedarse sin opciones viables.

Por último, el baile de la silla nos recuerda que en política el equilibrio es esencial. Un líder debe saber cuándo mantenerse firme y cuándo ceder, sin sacrificar principios fundamentales por popularidad o gobernabilidad. La silla del poder es fugaz y aquellos que la conservan son los que bailan con inteligencia y resistencia.