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Medardo Mora: Trump y su arrogancia

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El mundo anhela la paz y la terminación de un conflicto que ha costado miles de vidas y desplazados

El controvertido presidente de Estados Unidos, (EE.UU.) Donald Trump, demostró públicamente su arrogancia en la visita a la Casa Blanca del presidente de Ucrania Volodímir Zelenski, al quererle imponer sus criterios en relación al conflicto bélico que Ucrania mantiene con Rusia. No solo fue descomedido en el trato a su invitado, pretendió someterlo utilizando la ayuda económica y militar que EE. UU. ha dado a Ucrania para que resista la agresión rusa.

Trump, con su prepotencia y actitud propia de una persona que cree que todo es comercio y dinero, ignora que los ideales, la dignidad, la honorabilidad, no tienen precio; parece también desconocer los vínculos de su país con la OTAN, nacidos de la lucha que juntos tuvieron para terminar con la Segunda Guerra Mundial, unión que se mantuvo como soporte fundamental en la época de la Guerra Fría entre EE. UU. y la Unión Soviética, encabezada por Rusia.

El lamentable episodio sucedido en la Casa Blanca el pasado 28 de febrero ha provocado la solidaridad de los países de la Unión Europea con Ucrania. La siguen respaldando, sabiendo que su gobierno está defendiendo la dignidad, la integridad territorial, la libertad en su país y el continente, ante el expansionismo imperialista de Rusia, que pretende imponer su superioridad militar para apoderarse de una buena parte del territorio ucraniano.

Es indiscutible que el mundo anhela la paz y la terminación de un conflicto que ha costado miles de vidas y desplazados. Pero las políticas autoritarias de Trump están desdibujando la sólida democracia que ha caracterizado a EE.UU. desde su independencia. Atacar el multilateralismo, junto a su política arancelaria, la protección unilateral a las empresas de su país, su radical política migratoria que llega a desconocer derechos y nexos fuertes de migrantes durante su estancia en ese país, sin que se discuta el derecho de cada país de proteger sus fronteras y regular la migración, son políticas que lejos de hacer grande a EE.UU. lo están aislando, favoreciendo el imperialismo chino, que tiene un ascendente crecimiento económico, tecnológico y militar.