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El reportero robot

Avatar del Mauricio Velandia

Mucho cuidado con en los errores de la IA, pues no puede olvidarse que el ser humano es imperfecto y que el robot es programado por el ser humano

Hace seis años, antes de pandemia, tuve la oportunidad de adelantar un proyecto audiovisual con un par de amigos, el cual se originó con una noticia que se desprendió del Foro Económico de Davos, donde se afirmó que “ocho personas eran dueñas del 50 % de la riqueza del mundo”.

Teniendo en cuenta que la noticia era interesante, llamativa y un pro de una vena periodística que siempre ataca, oyendo a mis amigos en Colombia pensé que el Derecho, la enseñanza y las nuevas tecnologías podían tomarse de la mano para crear algo nuevo y futurista.

Para ello agrupamos en un equipo a personas como Santiago Moure (crítico social), Francisco Pinzón (chef), María José Arjona (performance), Fernando Ferguson (expresidente de la Asociación Colombiana de Psicología), Liza Palomino (fotógrafa), Iván López (actor de TV y cine) y Catherine Juvinao (hoy miembro del Congreso). Con ellos adelantamos la grabación de 48 sesiones de clases de Derecho Antitrust, con entrevistas, que se encuentran libres en internet para su consulta. Pensamos con eso ayudar a difundir un tema que a veces se torna muy complejo para el ciudadano común o el curioso. El proyecto lo llamamos El ocaso del monopolio, incluso el del Estado.

Pasados seis años desde la creación de dicho proyecto ya han muerto dos de sus participantes. Francisco Pinzón y Fernando Ferguson. La magia de la grabación por video me permite aún gozar de sus risas y su presencia en momentos de nostalgia.

En desarrollo de dicha aventura entrevisté a María José Arjona, quien es una artista performance que ha presentado su obra en diferentes museos en todo el mundo. A lo largo de dicha entrevista hablamos de la inevitable llegada de los robots e inteligencia artificial (IA) a nuestro entorno. En sus respuestas ella me habló de “los derechos de los robots”, que deberían ser obligatoriamente legislados. Me indicó que el ser humano no debe tener miedo a esas máquinas, las cuales acabarían con muchos empleos, pero que la obligación del ser humano era acomodarse a esa realidad y sacar el mejor provecho de las máquinas en virtud de la evolución. Que el robot crearía arte. Hablar hace seis años de estos temas era calificado como una total locura. El enfoque de la entrevista era evidenciar cómo los robots competirían con el ser humano.

Pues bien, toda esta apertura, narrada en esta historia, toma importancia hoy dado que la robótica se toma las primeras páginas de los periódicos del mundo ante noticias que hacen entrar en pánico a muchos. Se habla de que ya una empresa (IBM) decidió frenar gran parte futura de la contratación de trabajadores para remplazarla por inteligencia artificial (IA). También que 600 intelectuales del mundo suscribieron una comunicación para que se detenga el avance de la IA mientras se regula. En revistas del mundo, se hacen la pregunta si en el periodismo el reportero humano será remplazado por el reportero robot (The Economist). ¿Se debe cuidar al periodismo como profesión o se debe cuidar al periodismo como medio de información y aprovechar la IA?

Las salas de redacción tendrán una gran labor en implementar estas nuevas herramientas, acomodarse a las ventajas de la IA, pero mucho cuidado con en los errores de la IA, pues no puede olvidarse que el ser humano es imperfecto y que el robot es programado por el ser humano, lo cual lo lleva a ser imperfecto también. Grandes cantidades de informaciones de la IA devienen de internet, donde se encuentra de todo, falso y verdadero.

De mi parte, pienso que la vida se extenderá en hologramas donde también conversaremos con los muertos.