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El futuro que es hoy

Avatar del María Josefa Coronel

El Ecuador ha caído muy bajo en muchas situaciones por culpa de gente mala, sí, pero también por culpa de la indiferencia de muchos. Que no se les olvide

Cuando vemos países más desarrollados que el nuestro nos preguntamos cómo hicieron. A veces se cree que fue suerte, pero no. Eso lo consiguió la gente, jóvenes y adultos que, con su conducta, en el quehacer diario lo lograron. Fueron generaciones que asumieron su compromiso desde niños.

En nuestro país son casi 65.000 niños y adolescentes los que trabajan en minería, sea formal o informal; todos sabemos cuán perjudicial es para la salud. Paralelamente a ello, se toman decisiones de gran envergadura sin importar si se estropea la salud humana y el medio ambiente. Solo como dato, la exportación minera de Ecuador ya se encuentra en quinto lugar después de petróleo, camarón, banano. ¿Cómo irá el crecimiento financiero de otras áreas no legales?

Volviendo a los niños, quienes pronto manejarán el destino del país, sea como sector social productivo informal, laboral, o en servicio público, habrán dejado la escuela y estarán sentados frente a mentiras cotidianas, para romper reglas y llegar a acuerdos no legítimos entre gallos y medianoche. Mentiras pequeñas, como obligarlo a decir que no se está en casa al recibir una llamada o una visita, o ver cómo se roban la luz o a quién contratan para la redacción de una tesis de titulación. Se los induce a ganar dinero fácil y dejan de creer en la instrucción académica como herramienta para el desarrollo. Según INEC, 257.062 será el numero de niños en total que abandonarán los estudios.

Por otro lado, niños y niñas se convierten en víctimas permanentes de la extrema pobreza y/o de la delincuencia organizada y huyen a otros países. A mediados de este año, 22.500 niños no acompañados han sido detenidos en las fronteras de EE. UU., quedando bajo custodia en centros de detención muy parecidos a las cárceles. Tres de cada cinco niños y niñas son víctimas de violencia en casa y escuela.

No tienen derecho a quejarse quienes han contribuido a este caos generacional, y tampoco lo tienen quienes no luchan para que acabe. El Ecuador ha caído muy bajo en muchas situaciones por culpa de gente mala, sí, pero también por culpa de la indiferencia de muchos. Que no se les olvide.