Tú decides

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Tú decides dónde están esos oasis de paz con quienes siempre te sientes mejor ser humano, búscalos’. 

Ayer fue un día fatal. Un importante proyecto que venía impulsando en mi institución fracasó, los sistemas que deberían funcionar no operaron. Mi maravilloso equipo había pasado toda la noche anterior frente a una computadora tratando de subir una propuesta, sin éxito. Los apoyos institucionales que estaban supuestamente para ayudarnos no pudieron hacer nada. Perdimos un maravilloso proyecto que nos hubiese hecho sentir más satisfechos que lo usual en nuestro trabajo de desarrollo, que amamos. A los tiempos que solté lágrimas de impotencia frente a errores de un tercero. El consabido “todo es un plan divino”, parecía no surtir efecto en esta ocasión. Mas bien funcionó la ley de Murphy, “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, o “nada dura para siempre”, así que en ese momento todas las piezas de una máquina de la vida se rompieron.

Por la tarde, recordé que era diciembre, y que faltaban pocos días para la tan anhelada Navidad. Cerré mi computadora. Salí de la oficina y me fui a oír a mis nietas cantar villancicos en la misa preparatoria en la iglesia rectoral. El abrazo de mis nietas equilibró la balanza.

Yo decidí en ese momento ser feliz y afrontar el momento con lo más positivo que mi familia puede tener: esos nietos que son un regalo de Dios. Así logré escapar a la tristeza que tuve.

Todos tenemos momentos como ese en diciembre, puede ser en lo laboral, en lo económico, en lo social, o hasta con las multitudes volcadas a centros comerciales y calles. Pero la clave está en ti; tú decides cómo ser más feliz, cómo nutrirte con esos alimentos de afecto que usualmente están en nuestro lugar de amor, la familia. Busca como salir de un momento de crisis, no olvides que ese es el epicentro de la celebración y aunque falte alguien en la mesa, hay que recordar que el dolor de su ausencia se debe justamente a lo maravillosa que fue su presencia.

La magia de la Navidad no va a resolver nuestros problemas, pero sí está hecha para amar y disfrutar. Tú decides dónde están esos oasis de paz con quienes siempre te sientes mejor ser humano, búscalos. Tú decides.