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Juan Carlos Holguín | No habrá técnico que una al país

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Casa adentro todo es negativo, generando un sentimiento amargo alrededor de algo que nos debería dar alegría

No pasa solo con Beccacece. Es la historia de los últimos técnicos de la selección ecuatoriana de fútbol, desde Gustavo Quinteros hasta el actual, que han tenido que soportar el mismo grado de crítica constante desde diversos sectores. Y es que no se trata de fútbol, sino de cómo se encuentra nuestra sociedad.

Un ejemplo: en el año 2021, después de algunos partidos en que a la selección ecuatoriana de fútbol le fue muy mal futbolísticamente hablando, especialmente durante la Copa América de Brasil, un grupo de periodistas atacaba fuertemente a Gustavo Alfaro, mencionando que fue un error su contratación y que debía irse.

Pero la semana pasada, en la previa del partido en que Ecuador visitaba a Paraguay, selección que ahora es dirigida por Alfaro, dos de esos periodistas que criticaron en 2021 al técnico argentino, hoy decían que nunca se debió haber ido. ¡Cuánta doble moral, compañeritos!

El deporte es un elemento vital de la construcción de las sociedades. Y en el caso de Ecuador ha sido un factor de unidad y desarrollo, desde la clasificación a nuestro primer mundial, que se dio tras una de las peores crisis económicas de la historia. Esta crisis tuvo sus picos más altos en enero del 2000, coincidiendo con los inicios de las eliminatorias. El 9 de enero de ese año, en medio de un caos político, se había decidido dolarizar la economía.

Apareció el famoso “Sí se puede”, un grito de desfogue de los ecuatorianos que vieron en su selección de fútbol la posibilidad de soñar y tener esperanza en medio de las difíciles circunstancias. La clasificación a ese mundial coincidió con un repunte de nuestra economía, ya dolarizada, en los años siguientes. También logramos ir a nuestro segundo mundial: el de Alemania en 2006.

Muchos historiadores han analizado que desde inicios de la República vivimos en conflictividad. Según varios textos, las diferencias entre Bolívar y San Martín durante el ‘Encuentro de Guayaquil’ marcaron una época de división muy grande desde nuestro origen. Por esa división, se debió poner un presidente extranjero como el primero de la historia republicana, debido a que era difícil encontrar puntos de acuerdo entre los habitantes locales.

En los últimos días, técnicos como Marcelo Bielsa, a quien personalmente admiro mucho por su visión de este deporte, o el actual campeón mundial con Argentina, Lionel Scaloni, han elogiado a la selección ecuatoriana de fútbol. Pero casa adentro todo es negativo, generando un sentimiento amargo alrededor de algo que nos debería dar alegría.

No sé si se trata del daño que hacen las redes sociales a nuestra convivencia; o la polarizacíon política a la que nos llevaron desde hace 20 años. O quizás es la intención de algunos dirigentes con intereses de seguir lavando su imagen a través del deporte, como algunos que usan al fútbol para salir de sus problemas judiciales presentes o pasados.

Cuando el español Sánchez Bas dejó la selección ecuatoriana de fútbol después de su mejor partido ante el campeón del Mundo en la última Copa América de 2024, dije en esta columna que no importa si llegara Bielsa a la selección, igual no tendríamos resultados, por este canibalismo.

Lo cierto es que si no hay un cambio en nuestra sociedad, no habrá ningún técnico que una al país.